Los eurobonos agrandan las diferencias entre Merkel y Hollande

23/05/2012

Maite Vázquez del Río. Los líderes europeos constataron en la Cumbre informal que las diferencias entre las posturas de Francia y de Alemania acerca de estimlar el crecimiento o los Eurobonos son cada vez mayores, aunque fueron capaces de consensuar una postura sobre Grecia que, en esencia, es la misma que venían teniendo, al recomendar a los griegos que voten a partidos que mantengan el programa de ajustes.

La cumbre extraordinaria sobre crecimiento y empleo empezó con mal pie y terminó con prácticamente nada que llevarse a la boca. Por las declaraciones realizadas por los diferentes estadistas europeos se presentía que no iba a ser nada fácil, y lo que aún es peor, la eurozona está prácticamente dividida en dos. Por un lado, la canciller alemana, Angela Merkel, que lleva meses rechazando la emisión de eurobonos para acabar con las presiones de los mercados, por considerarlos ineficaces. Y por otro, el recién elegido presidente de Francia, François Hollande, quien considera que sería precios una “actuación inmediata” para estimular el crecimiento, y los eurobonos serían la piedra filosofal del dirigente francés. La división no puede ser más frontal.

Merkel ni siquiera quería que se tratara el asunto de los eurobonos en la cumbre, pero Hollande ha recalcado que no se puede vetar ningún tema, ya que cualquier propuesta puede ser válida para que las economías europeas empiecen a crecer, y además con un argumento bien simple, como es que no busca el “enfrentamiento” sino que se pueda hablar de todo. Hollande contó con la complicidad, Herman Van Rompuy, quien insistió al convocar la cumbre informal que deberían alejarse los tabúes.

Pero la canciller alemana llegó preparada con un ejército de argumentos en contra de los eurobonos, desde jurídicos –los tratados comunitarios prohíben garantizar mutuamente la deuda de otros Estados- hasta de lógica económica, ya que en su opinión no van a servir a reactivar el crecimiento sino que premiarán a los indisciplinados a costa de que sean los disciplinados los que adquieran mayor carga.

Con estos presupuestos de partida, puede considerarse un éxito que no se tiraran la vajilla a la cabeza y que encargaran a Van Rompuy, Barroso y al presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, y al del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, que presenten en la cumbre del 28 y 29 de junio un informe sobre métodos y plazos para reforzar la unión económica y fiscal, lo que sería un primer borrador de cómo llegar en el futuro a los Eurobonos. Pero el asunto de la deuda conjunta es a futuro, mucho futuro.

Crecer a largo plazo

Frente a todos los “noes” a los que tiene acostumbrados Merkel al resto de los estadistas europeos, la canciller llevó en la cartera tímidas propuestas de apoyo al crecimiento, pero a largo plazo, como es impulsar la movilidad laboral, con el fin de equilibrar que en unos países haya elevadas tasas de paro y en otros no encuentren trabajadores para cubrir sus puestos vacantes; o mejorar el funcionamiento del mercado interior de servicios. Y una vez más la cantinela de reformas estructurales con las que mejorar el mercado laboral y los sistemas sociales.

De los sistemas financieros no ha dicho nada, aunque da por sentado que a partir de la cumbre del 28 y 29 de mayo, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) tendrá un mayor protagonismo. Merkel sí lo ve como instrumento que puede contribuir al crecimiento. En este sentido, en los días previos a esta reunión informal se apuntaba la posibilidad de que el BEI contribuya a prestar el dinero que se necesita para realizar grandes obras de infraestructuras, entre otros aspectos.

Pero el largo plazo no le sirve a Hollande, quien considera que hay que actuar “urgentemente”. Y entiende el presidente francés que la vía más urgente por la que se puede actuar son las reformas estructurales, o dirigir los esfuerzos a favorecer el comercio o el mercado interior. Eso sí, se haga lo que se haga, se deberá actuar de “inmediato” a fin de que además de que las economías comiencen a crecer, los países con más dificultades puedan cumplir sus objetivos de déficit y, con ello, despejar cualquier duda que puedan tener los mercados.

La reunión tampoco sirvió para limar asperezas en este debate y dejó la impresión de que el pacto francoalemán que ha dominado la UE en los últimos años ha quedado hecho añicos y que Francia puede contar con algún aliado más de los esperados, mientras que Alemania se queda con Finlandia, Holanda y, en ocasiones, Austria, porque depende de si habla su primer ministro, cercano a las tesis francesas, o su ministra de Economía, defensora de la doctrina Merkel.

Grecia, el otro frente

En los que sí lograron una voz unánime, aunque tibia, los mandatarios europeos fue en la espinosa cuestión griega y han avisado a los ciudadanos de ese país de que la «mejor garantía» para seguir en la eurozona tras las elecciones del 17 de junio es escoger un Gobierno que continúe aplicando el plan de ajustes pactado con la UE.

Los líderes europeos han reiterado además su compromiso de «salvaguardar la estabilidad y la integridad de la eurozona«.

«Continuar con las reformas vitales para restaurar la sostenibilidad de la deuda, impulsar la inversión privada y reforzar las instituciones es la mejor garantía para un futuro más próspero en la eurozona. Esperamos que tras las elecciones, el nuevo Gobierno griego escoja esta alternativa«, afirma la declaración aprobada por el Consejo Europeo.

«Queremos que Grecia siga en la eurozona siempre que respete sus compromisos«, prosigue la declaración. Los líderes europeos se muestran dispuestos a «movilizar los fondos estructurales y los instrumentos europeos para devolver a Grecia a la senda del crecimiento y la creación de empleo«, pero recuerdan que ya han mostrado una «considerable solidaridad» hacia Atenas con una asistencia financiera que asciende ya a casi 150.000 millones de euros.

«El Consejo Europeo ha enviado un mensaje claro a Grecia. Queremos que Grecia siga en la eurozona, apoyamos a Grecia. Esperamos por supuesto que Grecia confirme sus compromisos y que las autoridades griegas cumplan sus compromisos«, ha dicho el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, tras la reunión.

En cuanto al Reino Unido, su primer ministro, David Cameron sostiene las tesis de Merkel de actuar en el largo plazo, aunque se alinea también con Mariano Rajoy al pedir al BCE que sostenga al euro. En su opinión, estas son las dos únicas vías para evitar que la crisis de deuda siga reproduciéndose. Entre las actuaciones a largo plazo, el dirigente británico propuso también un plan “decisivo” para Grecia y para reactivar las economías de la eurozona, ya que lo que les pase a esas economías también afecta al Reino Unido.

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