El presidente de Repsol, Antonio Brufau, presentará mañana el plan estratégico hasta 2016 en un contexto marcado por la expropiación del 51% de YPF que aportaba más del 50% de las reservas y de la producción de petróleo y gas. En parte, como consecuencia de esa medida, la petrolera ha sido fuertemente castigada en Bolsa y se ha puesto en el punto de mira de gestores de fondos de inversión, analistas y agencias de rating. Si es cierto que los objetivos básicos de este plan, según fuentes del mercado, habrían sido la ampliación y diversificación de sus posiciones en el área de exploración y producción incluso sin la nacionalización de su filial argentina, en la etapa abierta desde el 22 de abril esas metas adquieren más importancia.
La compañía tiene después de años de inversiones más posibilidades de crecer en los yacimientos y campos en los que ya está presente, y algunos de los proyectos pasarán ya a la fase de producción. En cualquier caso priorizará los países más seguros que forman parte de la OCDE -Golfo de México, Alaska...-,pero unido a una apuesta por naciones de América Latina como Brasil, en donde ha recibido excelentes noticias sobre los yacimientos en aguas profundas de la Cuenca de Campos. Repsol Sinopec Brasil cifró la pasada semana los recursos estimados del bloque BM-C-33 en más de 700 millones de barriles de crudo ligero y 3 trillones de pies cúbicos (tcf) de gas, equivalentes a 545 millones de barriles de petróleo.
De cara al corto y medio plazo, es decir bastante antes que concluya el horizonte del plan, un propósito de primera línea es volver a conquistar el apoyo de los mercados y ganar en solidez financiera. Aunque se trata de empresa que cuenta con liquidez, la rebaja del rating realizada por Standard & Poor´s ha sido un golpe muy relevante para un grupo fuertemente inversor que tendrá que ser paliado con medidas que impidan un nuevo paso atrás. En este contexto el mercado no se descarta e incluso se recomienda un recorte de dividendos, pese a que tras la decisión del Gobierno argentino ratificase sus compromisos previos con sus accionistas. Pero además se considera que puede optar por la venta de algunas participaciones, y Gas Natural es una de las posibilidades. Repsol podría bajar del 30% actual o, incluso, salir de la empresa gasista; su participación tiene un valor cercano a los 2.900 millones de euros, y le serviría además para desconsolidar deuda financiera.
Desde Deutsche Bank se enfatiza en esa necesidad de elegir, ya que para Repsol va a ser difícil para compatibilizar sus objetivos de inversión con la política de remuneración a los accionistas.
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