La desigualdad entre los hombres empezó hace 7.000 años

29/05/2012

diarioabierto.es. Las desigualdades sociales comenzaron en el Neolítico. Según un estudio de Arts and Humanities Research Council, las primeras desigualdades entre los hombres se debían a las diferencias en cuanto al acceso a la tierra. Los terratenientes de la época solían ser enterrados junto a sus herramientas de trabajo.

La desigualdad social comenzó hace más de 7.000 años, en el principio de la era neolítica, según se desprende de una investigación en la que se ha encontrado una nueva evidencia que muestra que los agricultores que fueron enterrados con herramientas tenían acceso a mejores tierras que los enterrados sin ellas.

Mediante el estudio de más de 300 esqueletos humanos en Europa central, el profesor Alex Bentley, y un equipo internacional de científicos, financiados por el británico Arts and Humanities Research Council, han descubierto evidencia de diferencias en el acceso de la tierra, entre los primeros agricultores del Neolítico.

El análisis de isótopos de estroncio de los esqueletos, que proporciona indicaciones sobre su lugar de origen, indicó que los hombres del Neolítico enterrados con diferentes azuelas de piedra (herramientas utilizadas para trabajar la madera) mostraban trazas de isótopos menos variables que los hombres enterrados sin azuelas. Esto sugiere que los enterrados con azuelas tuvieron acceso a más -y probablemente mejores- tierras que los enterrados sin herramientas.

Bentley, de la Universidad de Bristol, explica que «los hombres enterrados con azuelas parecen haber vivido en suelo fértil y productivo, favorecido por los primeros agricultores, lo cual indica que disfrutaron de un acceso consistente a las mejores zonas agrícolas».

El análisis de isótopos de estroncio también reveló que las primeras mujeres del neolítico tenían más probabilidades que los hombres de haber nacido en áreas alejadas de aquellas en donde se encontraron sus cuerpos. Esta es una fuerte indicación de la patrilocalidad, un sistema centrado en lo masculino, donde las mujeres se desplazan para residir en el lugar donde viven los hombres con los que se casan.

Esta nueva evidencia de los esqueletos, publicada en ‘PNAS’, es consistente con otras evidencias arqueológicas, genéticas, antropológicas y lingüísticas. Los resultados tienen implicaciones para el modelado de la forma genética de las poblaciones humanas, que se expandieron en el Neolítico.

Bentley afirma que «estos resultados, junto con los estudios arqueobotánicos que indican que los primeros agricultores del Neolítico tenían un sistema de tenencia de la tierra, sugieren que los orígenes de las disparidades de acceso a la tierra se remontan a una primera parte de la era neolítica, en lugar de a la prehistoria tardía, cuando las transferencias de la desigualdad intergeneracional y la riqueza eran más evidentes».

Los investigadores concluyen  que «la era neolítica introdujo los bienes hereditarios (tierra y ganado) en Europa, y la desigualdad de la riqueza se puso en marcha cuando esto sucedió y, a partir de entonces, no hubo vuelta atrás: durante la Edad del Bronce, la Edad de Hierro y la era industrial la desigualdad aumentó, pero las semillas de la desigualdad se sembraron en el Neolítico».

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