Montilla justificó su renuncia para “favorecer el proceso de renovación del partido, aunque no dirigirlo” y aseguró que permanecer en el cargo no facilitaría “la reconstrucción de una alternativa de gobierno estable y con aspiración mayoritaria, y mi presencia en el Parlament no lo facilitaría”. Señaló que su gesto también es un signo de “ejemplaridad personal para los que tenemos una concepción ética de la política, porque no me aferro ni al cargo ni a la silla”.

En una breve comparecencia ante la prensa, el president en funciones aseguró que “hay que dar un paso a una nueva generación” para renovar el partido”.

Asimismo explicó que provisionalmente le sustituirá como líder del grupo parlamentario Joaquín Nadal, en detrimento de la número dos Montserrat Tura, a quien muchos la ven como la persona del sector nacionalista del partido que aspira en un futuro dirigir los socialistas. Miguel Iceta continuará como portavoz. Ambas propuestas de Montilla fueron acogidas sin oposición por los miembros del consejo nacional del partido.

Los cargos definitivos no se designarán hasta el próximo congreso del partido, previsto para el próximo otoño, después de las municipales, donde pueden perder, entre otras, la alcaldía de Barcelona.

Por otra parte está pendiente de ver cómo reacciona Ferraz ante esta derrota. La derrota de los socialistas catalanes también tiene una parte de culpa la poca sensibilidad de la dirección federal del PSOE ante los planteamientos de sus socios catalanes (incluso el PSC ha votado afirmativamente determinados textos en el Parlament y en sentido contrario en el Congreso). El PSC es, después de Andalucía, el principal granero del grupo parlamentario socialista en el Congreso con sus 25 diputados. Quizás es hora de que Ferraz atienda las reiteradas peticiones del sector nacionalista del partido catalán de tener un grupo parlamentario propio para dar más visibilidad a su labor ante el electorado catalán. Hasta ahora la dirección del PSOE siempre se ha opuesto.