Apocalypse now

03/06/2012

diarioabierto.es.

Ha logrado tanto Rajoy en tan poco tiempo que cuando jura y perjura que no habrá rescate, que no se está con los pies en el precipicio y que esto no es, ni de lejos, el Apocalipsis, hasta el más recalcitrante ateo eleva unas plegarias al Todopoderoso. Y en este caso no me refiero a Merkel. De este Gobierno ya no se sabe si es más preocupante que mienta o que de verdad se crea lo que dice. Nada más fresco en la memoria que esa ofensiva diplomática por tierra, mar y aire que acabó con De Guindos en Alemania, Sáenz de Santamaría en EEUU y, a falta de confirmación oficial, con Cospedal tocada con mantilla en el santuario de Lourdes. Fue tal la eficacia de esa acción conjunta que la prima de riesgo se disparó a máximos históricos a causa de tan singular alborozo.

Ahora que se estrecha el cerco europeo para que el presidente implore el rescate no se antoja superfluo recordar que hace poco más de seis meses el reparto de papeles colocaba a ZP como la causa de todos los males y al entonces candidato como el mismo Mesías. Hoy, cuando la estadística comparada refleja que desde la llegada al poder del PP el único dato que ha mejorado es el puesto en Eurovisión, la solución ya no es Rajoy sino Europa. Es decir, íbamos a recuperar el prestigio internacional y, para ello, nada más alentador que la Unión Europea haya arremetido contra la subida del IRPF, el decreto de pago a proveedores, el contrato a prueba y la reforma del sistema financiero. Por lo demás todo bien. Especialmente la tortilla y la sangría.

Las consecuencias de la intervención estremecen, pero tampoco reconforta sopesar que la renuncia a pedir socorro acaso obedezca más a una cabezonería doméstica, a un patriótico ‘dejadme solo’, que a una razón de estado de peso. Los analistas, y no hace falta serlo para participar de esta duda, se preguntan de dónde va a sacar España el dinero suficiente para sanear su sistema financiero. Obviamente, llegado el caso, de los de siempre, pero es que llega un momento en que hasta morirse para ahorrar en sanidad o ser analfabeto funcional para no gastar en becas ni siquiera es suficiente para la voracidad de unos mercados inmunes a óbitos o ignorancias ciudadanas.

En este escenario limítrofe al caos económico-financiero, por mucho que don Mariano se halle últimamente hechizado por el fantasma del optimismo que habita en Palacio, alivia una barbaridad saber que se le ha llamado al orden al directivo de Bancaja que se iba a llevar 14 millones de recompensa. En concreto le han solicitado que ‘revise’ su pensión sin detallar que ha de ser a la baja lo que, en estos casos, no deja de ser un riego mayor que el de la prima. Cómo será de escandaloso que hasta al propio ministro de Economía, hombre versado en retribuciones de altos vuelos, se ha llevado las manos a la cabeza por entender que es intolerable esa cantidad en una coyuntura como la actual.

En lo único que discrepo es en que la desvergüenza no está ligada a los ciclos económicos y, por tanto, esa pensión es una provocación en tiempos de expansión, de recesión y en semana de pasión. Valga el ripio. Baste ver el listado de quienes, al calor de los tejemanejes políticos de las cajas que hoy sufragamos en sus quiebras, se han enriquecido de una manera indecente y grosera. Era escandaloso antes y no lo es menos ahora, aunque, cierto es que ya sería hora de que el Código Penal tipificará estas golferías porque no parece coherente que cuando uno atraca un banco se le condene y cuando el banco te atraque a ti ni siquiera se investigue.

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