Pocas semanas después de que la Caixa Rural de Vila-Real se incorporara al grupo Cajas Rurales Unidas (la asamblea general lo ratificará el 15 de junio), otra entidad castellonense, la Caixa Rural Sant Vicent Ferrer de la Vall d’Uixó, propondrá a sus socios en la asamblea general ordinaria, que se celebrará el 20 de junio, su integración en la mayor fusión del sector, que reúne el 30% de todos los activos.
La decisión de la Rural de Sant Vicent Ferrer puede animar a las ocho entidades de estas características de la provincia de Castellón que permanecen todavía al margen del proceso de concentración: les Coves de Vinromà, San José de l’Alcora, Betxí, Vinaròs, Benicarló, Onda, San José de Almassora y San Isidro de la Vall d’Uixó. Hay otras seis en el resto de la Comunidad Valenciana que no han optado tampoco por ese camino: L’Alcudia, Algemesí, La Vall de San Isidro, Albal, Caixa Popular (participó en la fracasada fusión virtual de las rurales locales y comarcales), y la Central de Orihuela. No obstante, algunas de estas entidades lleva en el orden del día de sus asambleas la propuesta de «solicitar la creación e/o incorporación de la entidad a una federación, unión u otra forma asociativa en la que participen otras cajas rurales».
La Caixa Rural Sant Vicent se registró el 5 de diciembre de 1971 y cuenta con 5.612 socios, que son atendidos en cuatro oficinas, y 25 empleados. Aporta, si la asamblea general ordinaria aprueba su integración en CRU, unos activos de 128 millones de euros.
Otras rurales de Castellón si se sumaron a las fusiones. La de Castellón se incorporó al Grupo Cooperativo Cajamar, en el que estaban, junto a la entidad almeriense y primera del sector, Caja Campo, Casinos, Albalat, Petrer, Turis y Baleares. Era el primer Sistema Institucional de Protección (SIP) autorizado por el Banco de España. La valenciana Ruralcaja promovió Cajas Rurales del Mediterráneo (CRM), que captó a siete de Castellón: Burriana, Nules, Alqueries, Vilavella, Almenara, Xilxes y Vilafamés. Además de otras rurales de las demás provincias de la Comunidad Valenciana: Torrent, Credit Valenciá, Altea, Callosa d’en Sarriá, Cheste. Alginet y Villar del Arzobispo.
Los dos grupos se juntaron en Cajas Rurales Unidas (CRU), el primer grupo del sector, tras perder Ruralcaja el pulso por controlar el Grupo Caja Rural, al que no pertenece Cajamar desde los intentos de coartar su libertad de implantación en el resto de España (existía un acuerdo para que una caja rural no invadiera el territorio de otra). Ya como CRU, ha atraído a la Rural de Sant Josep Vilavella (cuya asamblea general vota la operación el 15 de julio), a la de Vila-Real y ahora a la de Sant Vicente Ferrer de la Vall d’Uixó.
Tras CRU, que agrupa a una treintena de entidades que suman el mayor grupo del sector de las rurales (más de 53.000 millones de euros en volumen de activos, el 30% del total) y de las cooperativas de crédito (Caja Laboral. Ligada al Grupo Cooperativo Mondragón, tiene 25.000 millones en activos tras absorber Ipar Kutxa), y entre los 20 mayores grupos financieros del país. A mucha distancia aparecen las otras fusiones virtuales del sector: el grupo Ibérico (la sevillana del Sur, la de Extremadura y la de Córdoba), con 7.000 millones en activos; Solventia (Almendralejo, Utrera, Baena, Adamuz, Nueva Carteya, Cañete de las Torres), con unos 1.000 millones; y Rural Alianza, impulsada por la Rural de Castilla La Mancha (antigua Rural de Toledo) y donde la incorporación de Casas Ibañez, Vilamalea y Mota del Cuervo está pendiente de lo que se apruebe en las respectivas asambleas de socios.
Además, hay cuatro fusiones convencionales: Bantierra (Cajalón y Multicaja), en Aragón, con 6.000 millones de euros en activos; Globalcaja (Albacete, Cuenca, Ciudad Real y La Roda), en Castilla La Mancha, con 4.800 millones; y Caja Más (Burgos Segovia, Cajacega, de Fuentepelayo), en Castilla León (más la catalana San Fortunat), con unos 1.400 millones en activos.
Con tranquilidad y sin ayudas públicas
En la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito (Unacc) destacan que el proceso de concentración se hace sin que las entidades sufran problemas. Todo lo contrario, cuentan con “unos ratios de capitalización muy potentes, gran base societaria, con una relación depósitos/créditos envidiable, gran liquidez y con una dependencia mínima de los mercados”. Las fusiones, virtuales o convencionales, se están haciendo “de forma tranquila, sin necesitar fondos públicos, sin estridencias y pausadamente”.
El resultado es que de las 108 cooperativas existentes en 2009 quedarán menos de medio centenar al finalizar este año. Nada menos que 44 cajas rurales se han unido, o están en proceso de hacerlo, a cuatro fusiones virtuales, y otras 10, en tres integraciones convencionales. Y dos cooperativas de crédito no rurales se han convertido en una. En el mismo período, han desaparecido más de dos tercios de las cajas de ahorro, resalta un informe sobre los procesos de integración en el sector de las cooperativas de crédito elaborado por la Unacc.
La previsión es que el proceso de concentración se acelere, con la formación de dos grandes competidores: CRU y Grupo Caja Rural. Éste, muy debilitado por la salida de Ruralcaja y de las entidades que ahora forman parte de CRU, tiene en su seno operaciones regionales pero también suprraregionales, aunque esos subgrupos tienen poca dimensión y va a haber más integraciones. En cambio, no se esperan movimientos del mismo calado en las cooperativas de crédito no rurales.
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