Sólo falta saber dónde está el fondo

29/11/2010

Miguel Larrañaga. 29-11-2010

No hay vuelta atrás. La confianza en España se resquebraja por momentos y los temores se han contagiado a todos los índices europeos. Si hace unos días comentábamos que el Dax parecía a salvo de todo, ya no lo está. Y con el índice alemán cayendo de forma contundente ya no hay freno que valga. Sólo resta saber dónde se va a parar esto, que será exactamente el punto en el que los inversores consideren “suficiente” el castigo ante la extraordinaria capacidad de inacción por parte de los principales actores de esta película.

Ni los directamente involucrados en la crisis de confianza que asola Europa, ni los que indirectamente se van a ver metidos de lleno en ella son capaces de dar la talla y, para colmo de males, la Comisión Europea echa más leña al fuego. Todo de manual de cómo no deben hacerse las cosas en medio de un aquelarre vendedor.

Sólo quedaba la esperanza de que las ventas del “Black Friday” americano animaran el cotarro, pero los índices americanos tampoco dieron la cara esta vez y en la apertura dedicaron el tiempo a desplomarse casi sin remisión. No sirvió de freno la barrera de los 11.000 puntos en el Dow y peligraba seriamente la de los 2.500 en el Nasdaq Composite a la hora de cerrar los mercados europeos.

Al cierre, todo quedaba posicionado para la debacle y cada vez con peor pinta. Nadie quiere papel español y empiezan a apreciarse serias dificultades para el resto del papel europeo. Seguramente, quienes dejaron que la bola de nieve comenzara a rodar estarán ahora preguntándose cómo es posible que haya cogido tanto ritmo en tan poco tiempo. Parece mentira que no aprendan. Los latigazos bajistas son como aguijonazos, rápidos e intensos. En una semana dan al traste con lo ganado en un año y luego cuesta otro año, o más, recuperar lo perdido. Son unos auténticos ineptos.

¿Aprenderán de una vez que retrasar lo inevitable solo lleva al desastre? Portugal tiene ahora mismo ante sí la oportunidad de demostrar si ha aprendido algo del error garrafal irlandés de retrasar la petición de ayuda todo lo posible y algo más. Una decisión rápida puede que no sea lo más popular, pero a corto y medio plazo es absolutamente necesaria para corta de raíz una nueva oleada de desconfianza.

Luego vendrán echando la culpa a los especuladores pero, insisto, se lo han puesto a huevo. Lo peor es que, lejos de corregirse, siguen a lo suyo, así que los bajistas han decidido seguir también a lo suyo. Mientras tanto, los pequeños inversores asisten atónitos al despropósito  mientras sus acciones cada vez valen menos. Eso sí, la señora Merkel ya tiene el euro en 1,30 dólares. Mejor no sigo por ahí, que me enciendo.

Lo de menos en estas circunstancias es cómo quedaron al cierre los índices. Siempre es más importante lo cualitativo que lo cuantitativo y puede que las rebajas en los índices no refleje con exactitud el tamaño de la tormenta. El Dax perdió un 1,99%, el FTSE otro 2,08% y el Ibex se dejó un 2,33%. El peor parado esta vez fue e el CAC francés, que cerró con una caída del 2,46%.

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