Los estudiantes asturianos (3.893) abrieron fuego este lunes y este martes concluirán los exámenes. En el conjunto de España, el proceso se prolongará hasta el 22 de junio, fecha fijada como último día de examen en Andalucía.

Madrid, con unos 29.000 alumnos (una de las comunidades más numerosas en cuanto a los matriculados) ha comenzado este lunes las pruebas que se extenderán hasta el jueves, día 7; le siguen Galicia, La Rioja, Navarra y País Vasco (6, 7 y 8). A la siguiente semana se examinarán los alumnos de Castilla-La Mancha y Murcia (11, 12 y 13); Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana y Extremadura (12, 13 y 14); Baleares, Canarias, Cantabria y Castilla y León (13, 14 y 15); y cerrará Andalucía (19, 20, 21 y 22).

La Selectividad es una prueba que se supera con facilidad, a juzgar por los índices de aprobados. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que el año pasado aprobaron el 85,8% de los 271.499 presentados en las convocatorias de junio y septiembre y que en la primera de ellas el porcentaje se elevó hasta el 91,5%.

De estos datos se deduce que las dificultades para obtener plaza en primera opción se reducen a Ciencias de la Salud, con especial énfasis en Medicina, y en algunas ingenierías y dobles titulaciones. Según datos oficiales, al 42,6% de las todas las carreras se pudo acceder con un 5 de nota; y al 67,8%, con menos de un 6,5.

Los bachilleres se enfrentan a dos tipos de pruebas: una general y obligatoria otra específica. La primera, similar a la del antiguo modelo, consiste en cuatro ejercicios: Lengua Castellana y Literatura, Lengua Extranjera e Historia o Filosofía. Además, a esta primera fase del examen se añade una asignatura de la modalidad cursada por el alumno en el Bachillerato.

La prueba específica es voluntaria y está reservada a los estudiantes que desean mejorar la nota de cara al acceso a las titulaciones más demandadas. Cada candidato puede examinarse de un máximo de cuatro materias de cualquiera de las modalidades del Bachillerato, siempre distintas a la elegida en la fase general. Dos de las calificaciones obtenidas se suman a la media de la prueba general y su multiplican por el parámetro de ponderación aplicado a las asignaturas (entre un 10 y un 20%). Esto significa que de lograr el mayor de los éxitos y una vez sumadas las notas de las dos fases, un alumno puede alcanzar un 14.

Este año, la Selectividad ofrece el aliciente añadido de que aquellos estudiantes que pretendan obtener una beca general deben acreditar un 5,5, y un 6 en el caso de becas salario.

El Gobierno no ha aprobado aún el decreto de becas del curso próximo por circunstancias diversas, pero el Ministerio de Educación ha recalcado que esos serán los requisitos académicos, además de tener que cumplir los umbrales de renta, que se mantienen como los del año pasado. De nada han servido las alegaciones de los rectores para evitar ese aumento de la exigencia académica en un momento de crisis económica.

Educación argumenta que 40% de los que entran en la Universidad con una nota de corte de entre 5 y 6 abandonan en el primer curso, mientras que los rectores entienden que las nuevas exigencias académicas van a afectar a la economía de las familias, que ya están sufriendo unas circunstancias «muy difíciles».

Asimismo, las PAU de este año no incorporan como estaba previsto la prueba oral de idioma moderna, ya que su aplicación no se hará hasta el curso 2013-14. Eso sí, siete autonomías (Aragón, Asturias, Baleares, Castilla-La Mancha, Madrid, Comunidad Valenciana y La Rioja) han decidido realizarla de modo experimental, sin que el resultado compute en la nota final.