El avión charter salía de la terminal uno de Barajas con una hora de retraso, como manda la tradición de AENA, el vuelo AXE-4820 partía de Madrid con rumbo a Gdanks. Había emoción y ganas pero aún no se había desatado la euforia y eso que llevábamos la equipación del animador: camiseta roja y pinturas de bandera española.
A las tres horas y media de vuelo, aterrizamos en el Lech Walesa. Un aeropuerto pequeño que estaba desbordado por la cantidad de aviones que no paraban de llegar transportando a las aficiones. Todo hay que decirlo, por cada italiano había unos 20 españoles. En ese aeropuerto, todo facilidades, ni confiscación de botes de colonia, ni enseñar los iPad…. Paso libre a la euforia y a Polonia.
En un hangar habilitado como terminal de llegadas, fuimos recibidos por una orquestina que interpretaba sin parar; “Qué viva España”. Todo el Planeta, nosotros incluídos, hemos decidido adoptarlo como himno – a la espera de ponerle letra al oficial, es fácil de seguir el la, la, la pero insuficiente. Ganamos una Eurovisión con el estribillo pero un himno se merece una letra -.
En autobuses nos llevaron al centro de la ciudad, atravesando parajes muy verdes para llegar al centro histórico. Casitas bajas de fachadas estrechas y alargadas y calles tomadas literalmente por una marea roja, con el ambiente más simpático y feliz que uno pueda imaginar. Daba gusto contagiarse de esa ilusión. Y mira que nos acababan de rescatar y que Rajoy amenazaba con ir al partido y que el grupo “La energía roja” estaba lleno de periodistas, pero todos necesitábamos la evasión que produce la ilusión de apoyar a una selección campeona de Europa y del Mundo. Así que ese fue el momento de customizarse. Fuera complejos y allí donde fueras haz lo que vieras. Camisetas rojas y caras pintadas a franjas amarillas y rojas. Así llegamos al estadio.
Ya en el campo, que tenía todos los accesos aún en obras, diario abierto, tuvo sus propios comentaristas. Entre Alfredo Relaño y Matías Prat, las jugadas de nuestra Roja las disfrutamos mucho más. El ticket de entrada era enorme de papel duro e ilustrado con flores y el estadio de ámbar; Arena Gdansk, 10 june 2012, 18:00 CET. “Spain vs Italy” 120 euros.
Sobra comentar el partido porque lo vió y lo vivió toda España, pero sí decir que allí todo el mundo hizo la ola, eso incluía a Felipe –Letizia no se animó pero sí que brincaba con la BB rosa en la mano, cada vez que había ocasión de gol-.Los escasos españoles con corbata la llevaban de color rojo y Letizia se quitó la gabardina para poder ser fotografíada con su jersey rojo como guiño a sus seguidores-. También añadir que no había vuvucelas sino los típicos pitos, claxon y el bombo de Manolo y que a muchos kilómetros de distancia Rafael Nadal, también se jugaba su 7º Roland Garros y en las gradas la aficionada más castiza; la Infanta Elena vestía de rojo y animaba al tenista español.
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