Las acciones de Sacyr han sido penalizadas en Bolsa con fuerza en los últimos meses por factores como la venta del 10% de Repsol con minusvalías de casi 1.000 millones de euros, por la reducción de la presencia en su capital del anterior presidente, Luis del Rivero, y, además por el anuncio por parte de la petrolera que recortará el pay-out (parte del beneficio) que se destina a dividendos. El mercado estimó que esta medida supondría una significativa caída de ingresos para Sacyr Vallehermoso por el 10% que mantiene en el grupo que preside Antonio Brufau. Con este panorama bastante complejo, algunos bancos de negocios y brokers han señalado, no obstante, que el castigo a la constructora, que pierde más del 63% en el año en Bolsa, ha sido excesivo. Interdin se une a este grupo y destaca que la empresa que preside Manuel Manrique cuenta con catalizadores: desde la creciente internacionalización -vía adjudicaciones de proyectos de obra civil, concesiones y servicios fuera de España- a la rotación de activos. En este contexto cita la posible venta del 15% de Itínere y la torre Adriá en Francia.
Y es que, aunque Interdin considera acertada la estrategia seguida respecto a la deuda financiera, que se salda con una reducción de 10.600 millones de euros entre 2008 y 2011, opina que los ingresos obtenidos por las desinversiones podrían destinarse a recortar la deuda corporativa -objetivo asumido por el grupo- o a financiar nuevos proyectos.
Pablo Ortiz de Juan, de Interdin, analiza además con detenimiento la exposición de Sacyr a Repsol y cree que «seguirá constituyendo el principal foco de incertidumbre». Por un lado, la inversión acumula unas pérdidas latentes en el entorno de los 790 millones de euros y, aunque el dividendo de 2012 (1,16 euros por acción) cubrirá los gastos financieros, no está claro que esta situación se repita para años posteriores.
Sobre el préstamo asociado a esa participación, añade que queda pendiente 2.354 millones de euros y que cuenta con fuertes garantías. «Sacyr deberá aportar avales adicionales sólo cuando las acciones de Repsol desciendan hacia 8 o 9 euros por título». Por el contrario, si la petrolera alcanza los niveles de 18 a 19 euros, «constituiría un catalizador para las acciones de Sacyr no tanto por su impacto en la valoración sino porque ese escenario abriría la posibildad de reducir la exposición en Repsol y amortizar deuda».
Y agrega, que excluyendo Repsol, la estructura financiera que da soporte a los negocios de Sacyr «presenta una fuerte estabilidad». Del consenso de mercado, siete analistas aconsejan comprar los títulos de la constructora, cinco optan por mantener y uno por vender. Desde Sacyr se ha señalado que esperan que Repsol mantenga un dividendo «razonable» para sus accionistas. La compañía que preside Manuel Manrique, segundo mayor socio de la petrolera con un 10% de su capital, espera, asimismo, que este dividendo le siga permitiendo atender el servicio de la deuda asociada a esta participación en la petrolera. Los accionistas de Repsol estiman además que la previsión de aumento de las ganancias realizada por la petrolera compensaría la contención del pay-out.
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