El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, acaba de fijar en la localidad mexicana de Los Cabos, donde se celebra la cumbre del G-20, la «integración banciaria» antes de que finalice este año, durante una rueda de prensa conjunta con el presidente del Consejo Europeo, German van Rompuy. Ambos han asegurado que esta unión podría tramitarse incluso antes que la emisión de los polémicos eurobonos.

Barroso y van Rompuy aseguran que en estos momentos el gran debate no es cómo desmontar la unión monetaria, sino cómo avanzar hacia la unión financiera, fiscal y política. De esta forma, se evitarían problemas como los que están pasando con España, país contra el que los mercados han recrudecido su presión disparando la prima de riesgo al histórico nivel de los 585 puntos. En concreto, van Rompuy quiere que los estadistas europeos pongan todos los medios para evitar que las crisis financieras se conviertan en crisis de deuda soberana.

Pese a que estos son los objetivos, Barroso y van Rompuy han advertido que no se deben esperar conclusiones definitivas en la próximo cumbre europea, donde el gran avance será que se van a fijar las bases del futuro entramado institucional de la Unión Europea (UE), y entre esas bases, la prioridad es la «integración bancaria». Ambos dirigentes europeos se han mostrado convencidos de que es en esta integración «donde antes podemos llegar a un acuerdo».

Dicha integración pasaría por centralizar los sistemas financieros, así como la supervisión de los mismos. Barroso hasta se ha atrevido a fijar fechas: la integración podría estar concluida tan pronto como «el próximo otoño», dado que no necesita que sean revisados los Tratados de la UE. Además, van Rompuy ha agregado que en este caso, lo que más importa es que se adopte la decisión más que se fije un ritmo.

Barroso también ha hecho referencia a los futuros eurobonos, el mecanismos que podría emplear la UE para «mutualizar» la deuda soberana, asegurando que pueden ser una «vía» para dar «estabilidad» en el futuro. Pero en este caso, ha descartado que los eurobonos vayan a funcionar «como solución rápida a la crisis». Eso sí, en opinión del presidente de la Comisión Europea, los eurobonos podrían formar parte de la arquitectura futura, una vez que se haya logrado la disciplina fiscal «reforzada».