En las negociaciones contrarreloj para el rescate bancario, España defendía que la UE rescatara directamente a las entidades que lo necesitaran y que el Estado quedara absolutamente al margen, pero las exigencias de Ángela Merkel y sus aliados, fundamentalmente Holanda y Finlandia, llevaron a que la UE solo aceptara que todo pasara por el FROB, un ente estatal y, por tanto, se rescatara al Estado cuando se trataba justo de lo contrario.
Rajoy lamentó que la formula ofrecida por la UE a España haya tenido un «efecto tremendamente dañino» para la prima de riesgo española.
Esta fue la tesis principal de la intervención anoche de Mariano Rajoy ante el G-20, ante el que urgió a separar rápidamente la deuda financiera de la deuda soberana. Rajoy recordó que técnicamente no hay nada definitivo por cuanto el rescate del que se está hablando en estos momentos no ha sido firmado, algo en lo que horas antes abundó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, quien subrayó que en el rescate a la banca española «aún no hay nada decidido» en lo referente al sistema que se utilizará.
Durao también incidió en la necesidad de separar riesgo financiero y riesgo soberano y dejó entrever que la Comisión quiere un sistema que evite a toda costa la contaminación entre lo puramente financiero y lo soberano para relajar las tensiones de los mercados, al tiempo que apuntó que «cuando España formalice su petición se producirá el debate en la UE sobre estos extremos«.
Hasta ahora, la postura oficial de Mariano Rajoy y el Gobierno ante el rescate a la banca había sido bien distinta, con tintes de euforia y triunfalismo que ahora han tomado una deriva bien distinta, en la que públicamente ya se dejan entrever las fuertes tensiones existentes entre Merkel y Rajoy, a pesar de que ambos tratan de mantener una posición pública cercana y de buena relación.
Las exposiciones de Rajoy y Durao Barroso parecen haber calado en el G-20 y los primeros borradores de la declaración final que ha circulado incluyen dos menciones expresas en relación a España y al rescate de sus bancos en problemas por parte de la UE. En primer lugar, el G-20 apoya a España en el proceso de sanemaiento de su sector financiero y, en segundo lugar, insta a la UE a «romper el vínculo» entre el riesgo financiero y el soberano.
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