Son tantas las contradicciones en las que ha incurrido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a propósito del rescate bancario que algunos diputados y senadores populares, no necesariamente “aguirristas”, opinan que estaba mejor calladito. El PSOE ha pedido la comparecencia urgente del presidente en el Congreso hasta tres veces consecutivas. Y el PP ha aplicado su mayoría absoluta para rechazarla otras tantas veces.

Del coste cero para los ciudadanos, del que habló Rajoy el 10 de junio antes de ir a Gdans (Polonia) al fútbol, hemos pasado a unas condiciones “difíciles de soportar”, según el propio presidente. Quiere decirse que el dirigente del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el catalán de ICV Joan Coscubiela, bastante razón llevaban cuando avisaron que el diablo está en la letra pequeña.

Las condiciones al Estado español las impondrá el Eurogrupo que, lógicamente, quiere garantías antes de soltar el dinero. Y esas condiciones se traducen en ajustes sociales contra los trabajadores, recortes de servicios públicos esenciales y más impuestos para garantizar el pago del servicio de la deuda. De todo ello informará el ministro de Economía, Luis de Guindos, al Parlamento la semana entrante. Después, ya en el mes de julio, el presidente expondrá la dieta para sobrevivir en la ruina.

El compás de espera –con la prima de riesgo por las nubes a pesar de que la incertidumbre griega ha quedado despejada– es lógico si además tenemos en cuenta que “los hombres de negro” de  Roland Berger y Oliver Wyman están a punto de ofrecer el resultado de sus auditorías sobre el sistema financiero español, lo que aporta transparencia, fiabilidad y cuantifica –se supone– las necesidades del rescate.

En esta tesitura se comprende que los miembros del Gobierno, comenzando por Rajoy y De Guindos –que van de Los Cabos (México) a las reuniones del consejo de la UE en Roma y del Ecofin, respectivamente–, y siguiendo por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría –que se ha trasladado a Tenerife con el ministro de Industria para cumplimentar al presidente de China durante una escala técnica–, hayan estado ausentes de la sesión de control al Gobierno.

Más difícil de justificar resulta el empecinamiento del titular de Industria, señor Soria, en no sentarse a negociar después de la huelga general del lunes en las cuencas mineras y del paro y los encierros de los mineros durante todo el mes de junio. El Gobierno niega a la minería los 200 millones de ayudas a la producción que habían sido acordadas. ¿Es que quieren matar de hambre a las gentes de las cuencas como están haciendo con los maestros interinos?

Algunos senadores del PP de Asturias y León, entre los que figuraba el exalcalde leonés Juan Morano, rompieron la disciplina de voto y rechazaron el martes el Presupuesto del Estado para 2012, debido a la quita de 450 millones de los 750 pactados para este año. En la tribuna de invitados de la Alta Cámara, un grupo de mujeres de mineros cantó: “Mira Marusina, mira como vengo yo…” Pero aparte de la simpatía de los parlamentarios, no se llevaron nada y tendrán que seguir luchando.