Tiene razón. Alemania, sólo en el siglo XX, las ha liado pardas pero pardas de verdad, encabezando el ranking de las mayores quiebras en la historia reciente.

La primera que organiza es  al acabar la Primera Guerra Mundial.

A Alemania no le quedó otra que asumir la reconstrucción de Europa indemnizando a los devastados países europeos.

Los Estados Unidos, valientes y prepotentes como siempre, tuvieron la feliz idea de prestar dinero a Alemania para que pudiera financiar la reconstrucción y, como les parecía que Alemania era un buen pagador, siguieron prestándole dinero  hasta que, con la crisis del 29, se dieron cuenta de que la pasta había desaparecido y tuvieron que dar por perdido el dinero que habían prestado a Alemania, y evidentemente el agujero alemán se llevó por delante toda la economía mundial.

Una vez que se les pasó la ruina, y dado que los políticos no aprenden ni a tiros, como todos sabemos, Alemania se enzarza en otra guerra, y deja Europa hecha unos zorros.

Cuando termina la Guerra, los demás países dijeron que en vista de lo que había pasado con el rescate  a Alemania en la primera guerra,  era mejor no cargar a Alemania con deudas, así que como siempre, sin encomendarse a dios ni a nadie, decidieron que cada país se comiese la desgracia y ruina que les había llevado a su casa el impresentable y asesino Hitler.

Esta vez, gracias al regalito que le hacen a Alemania, ésta consigue recuperarse económicamente y ya para 1950 empiezan los brotes verdes y la economía europea se encauza en el buen camino, eso sí, a costa de que en 1953 nuevamente Estados Unidos le hiciese una cuantiosa rebaja de la deuda. En esta época, España seguía con sus cosas y hasta 1955 no le dieron un empujoncito y con unos cuantos planes de desarrollo consiguió que la gente se empezase a comprar SEAT 600 que acabaron siendo, ya en la post dictadura, chalets, audis  y todas esas cosas que tanto nos gustan.

Hay economistas-historiadores que calculan que la deuda de Alemania en los años 30 era superior, proporcionalmente, a toda la deuda generada en el mundo en 2008, lo que significaría que la deuda actual  griega y española  es un pequeño grano en el trasero europeo, muy lejos de la gran “cagada” alemana de los años de la gran depresión.

Tras este repasito a las cosas que hizo Alemania y que no tiene ningún reparo en olvidar, he llegado a la conclusión de que las quiebras de Alemania nos demuestran que lo más sensato ahora sería pensar en una reducción real de la deuda. Es decir, cualquiera que ha prestado pasta a Grecia, Irlanda, Portugal, España y pronto a Italia, tendrá que renunciar a una parte considerable de esa deuda y reconocer que ha perdido dinero e intentar reactivar las economías europeas para que todos veamos la luz al final del túnel.

Para Alemania, Francia, Inglaterra y demás países prestamistas-usureros,  esto podría ser costoso, pero como hay que pagarlo de cualquier manera, por lo menos los países “prestados” tendrán la oportunidad de empezar de nuevo.

Así que Merkel de mis amores y mis entretelas, haz el favor de mirar por el retrovisor y revisar tu historia, que vas camino de hacer con los europeos lo que ellos NO hicieron contigo.

Grecia os perdonó la deuda después de la Segunda Guerra Mundial y ni siquiera pidió indemnización, Irlanda lo mismo, España os dejó ser terreno de pruebas para la guerra y luego ni una sola ayuda, y Portugal pues lo mismo, aunque los pobrecitos que parece que ni existen, pocos quebraderos de cabeza te han dado.

Mira chica, no te conozco de nada, pero me da la impresión de que te estás confundiendo y algún día nos contarás qué tienes escondido que hace que seas tan cabezota y tengas tantas ganas de llevar la contraria a todos.

Por ahora te propongo que te relajes, que te abras una botellita de vino blanco Gewürztraminer del Somontano, que aunque te duela es mucho mejor que el producido en Alemania, y te pongas a cocinar para ti y los tuyos  algo que no sea economía, bonos, deuda e inmundicias de ese tipo… Te lo digo sin acritud machista y de todo corazón.

Te pongo esta receta que los entendidos dicen que es depurativa; la primera vez que la tomé fue en tu país,  así que inténtalo, depúrate y vuelve del descanso con otras ideas.  ¡¡¡ Ah, y pregúntale a nuestro presidente si nos habéis rescatado o no!!!

ENSALADA DE MANZANA CON YOGURT

Ingredientes (para 4 personas):

Ángela,  si puedes  vas tu misma al súper, relaja mucho estar entre la gente normal.

Te lo voy a poner fácil porque los ingredientes están bastante a la vista.

En los supermercados te indican lo que hay en cada pasillo en un cartelito que hay al principio de cada uno. Suelen estar en alto, así que no tiene pérdida. No se te olvide llevar dinero, que hay que pagar.

Vas a comprar lo siguiente:

– 4 manzanas, que si no es mucho curro pues las pelas, también te las puedes comer  sin pelar.

-Una lechuguita, a mí me gusta la batavia, aunque ya sé que no te gusta que te den consejos y además te veo cara de tomar iceberg.

-Un tallo pequeñito de apio, del tamaño de los brotes verdes de Zapatero, al cual creo que conociste y no te hizo ni caso.

-Un sobre de nueces peladas, están en la estantería de frutos secos.

-Un sobre de uvas pasas, sería irónico que las comprases de Corinto, aunque un grano no hace granero pero ayuda al compañero.

Son muy buenas, pero tú vas a comprar otras porque yo sé que uva pasa en alemán se dice Sultaninen, que proviene de la variedad Sultana, que ni es árabe ni se le parece, sino que lo hacéis por esconder, como las quiebras vuestras. Es una uva de la Alsacia y os da vergüenza reconocer que es francesa. ¡Cómo os duele la historia!

-Dos yogures de vainilla griegos, es broma, no hace falta que sean helénicos; están en lácteos, al lado de los quesos. No tienen porque ser desnatados, aunque viéndote…

Preparación:

¿Has abierto el vinito? Sírvete una copa y vuelve a guardar la botella en el frigo.  Primero  corta el apio en trocitos, apachurra las nueces como tú sabes y reservas.

Ya puedes tomar otro traguito de vino.

Ahora, lava muy bien las manzanas y córtalas en cuadrados pequeños.

En un bol coloca las manzanas en trozos y mézclalas con el yogurt. Revuelve bien hasta que las manzanas se hayan impregnado del yogurt; te sirves otra copita de vino y cuando hayas terminado de saborearlo, echas las nueces, las pasas, el apio, y con el gracejo que te caracteriza le das unas vueltas a los ingredientes  hasta que estén bien hermanados y al frigo.

Lava la lechuga, centrifúgala bien para que se seque y haz con ella una cama en el plato. A  la hora de servir pones encima la manzana con yogurt.

¡Buen provecho Ángela! ¡Buen provecho a los demás. Faltaría más!

Patricio Sesma Granell es Director del Restaurante Bokado de Madrid