Veinticuatro horas después de que el Tribunal Supremo tumbara la inmersión lingüística en catalán como única lengua vehicular en la etapa educativa infantil de 3 a 6 años, el Centro de Estudios de Opinión (CEO), organismo dependiente de la Generalitat, ha hecho público su barómetro de verano, en el que destaca el dato de que el 51,1% de los sondeados dicen que votarían a favor de la secesión de Cataluña si se convocara un referéndum de autodeterminación. El pronóstico parecía inevitable, ya que la independencia iba ganando adeptos entre la población catalana durante los últimos tiempos en este tipo de encuetas, hasta el punto de que en menos de un año la opción secesionista ha crecido en un 8,2% de partidarios.

A la pregunta de qué desean los catalanes que sea Cataluña en el futuro, destaca el avance de los ciudadanos que se muestran partidarios de un Estado propio, ya que aumentan un 5% respecto a la encuesta de hace un año, hasta alcanzar ahora el 34%, lo que supone la opción preferida por primera vez, por detrás de los partidarios de un Estado federal (28,7%) y una comunidad autónoma (25,4%). El CEO ha elaborado este sondeo a partir de una muestra de 2.500 encuestas telefónicas realizadas entre los días 4 al 18 de junio con un margen de confianza del 95,5% y de error de más/menos un 2,47%.

Tras el fracaso del Estatut, que enrareció las relaciones de Cataluña con el resto de España por los tres largos años de negociaciones y enfrentamientos entre los políticos de uno y otro lado, y ahora agudizada la crisis económica, el número de ciudadanos catalanes que votarían ‘sí’ en un hipotético referéndum secesionista no ha parado de subir en poco más de un año. El barómetro del CEO plantea que si el referéndum fuese ahora, el 51,1% de los encuestados admiten que votarían ‘sí’, lo que supone 8,2 puntos más que hace un año, mientras que el 21,1% votaría en contra -7,1 puntos menos-, otro 21,1% directamente manifiesta que se abstendría y no iría a votar y los indecisos suponen el 4,7%.

Mayoría absoluta al concierto económico

En lo que atañe a la reivindicación de un nuevo sistema de financiación el 54,5 % de los catalanes encuestados por el CEO está «totalmente a favor» de un concierto económico en la línea del vasco o navarro, en el que las administraciones catalanas recauden y decidan la distribución de los impuestos que pagan los ciudadanos, lo que ha hecho afirmar al director del CEO, Jordi Argelaguet, que eso supone  «una mayoría absoluta».

El mismo informe del CEO, dependiente del gobierno catalán, refleja idéntica evolución en el voto de las propuestas soberanistas entre los catalanes en el caso de que se adelantaran las elecciones autonómicas, como en diversas ocasiones ha amenazado el presidente Artur Mas en el caso de que no logre un nuevo pacto fiscal. Así, según los datos del CEO, la coalición nacionalista gobernante, CiU, revalidaría una victoria, aún sufriendo desgaste electoral, al igual que el resto de grandes partidos (PSC y PPC), que perderían apoyo frente a un aumento de intención de voto de los minoritarios. No obstante, los partidos independentistas incrementarían sus resultados, de forma que ERC crecería de 10 a 15 ó 16 escaños y Solidaritat per la Independència lograría hasta cuatro, el doble que ahora tiene.

El barómetro indica que CiU conseguiría 60 escaños, dos menos que ahora, y pasaría del 37% obtenido hace un año, al 36,2% de los votos; los socialistas del PSC seguirían cayendo en intención de voto y pasarían de los 28 escaños actuales a 24 ó 25, mientras los populares del PPC también retrocederían de 18 escaños a 15 ó 16. Sin embargo, los ecosocialistas de ICV-EUiA, socios en el resto de España de Izquierda Unida, subiría de los actuales 10 diputados a 12 ó 13 y Ciudadanos (C’s) repetiría sus tres diputados actuales, aunque podría lograr un cuarto.

A pesar de que la mitad de los encuestados se manifiestan partidarios de la independencia, una mayoría superior indica como principales problemas el paro y la precariedad laboral (57,3 %), el funcionamiento de la economía (52 %), la insatisfacción con la política (23,7 %), mientras que cae la proporción de los que consideran un problema el sistema de financiación de Cataluña (14,4 %), las relaciones Catalunya-España (12 %) y la inmigración (9,7 %).