No se puede negar que Estados Unidos está protagonizando uno de los más graves errores de su “Inteligencia” al no lograr impedir que salgan a la luz pública documentos confidenciales. Porque es realmente escandalosa la filtración a Wikileaks de 250.000 cables o comunicaciones de las distintas embajadas que tiene desplegadas el país norteamericano por los cinco continentes.

Ahora resulta que el país más poderoso del mundo no sabe custodiar sus comunicaciones internas y lo único que se le ocurre hacer es abrir una investigación por esta filtración, “porque pone en peligro no solo a individuos y diplomáticos, sino también la relación que tenemos con nuestros aliados en todo el mundo”, según ha revelado el fiscal general estadounidense, Eric Holder.

Lo cierto es que en España no hay personalidad del mundo de la economía y de la sociopolítica, gobernante o no, e incluso de la Justicia que se precie que no haya mantenido al menos una conversación telefónica o una reunión, clandestina o pública, con algún representante de la Embajada estadounidense de la calle Serrano de Madrid. De hecho, muchos de estos importantes interlocutores ocasionales están algo tensos por lo que pueda saberse de sus intimas conversaciones confidenciales con estos diplomáticos o “espías” norteamericanos. {destacado}

Pero vayamos por partes, porque espías, lo que se dice espías no son realmente los diplomáticos, cuya misión es tejer una red de contactos que sirvan para ampliar o mejorar los “intereses” de su país en territorio extranjero. Los diplomáticos tejen esa red de información utilizando los datos que les facilitan las personas como fuentes directas y también se basan en lo que leen en los distintos medios de comunicación, como ha afirmado el ex presidente del gobierno Felipe González.

Y no nos engañemos, los diplomáticos también trabajan para presionar a los gobiernos de los países en los que están destinados. Y si no que se lo digan al embajador estadounidense Eduardo Aguirre, que durante los años 2005 a 2008 gestionó uno de los periodos más delicados de las relaciones de España y Estados Unidos, siendo presidentes George Bush y José Luis Rodríguez Zapatero. Por cierto que del presidente del gobierno español se dice en estos documentos que es “cortoplacista” y que “supedita los intereses al cálculo electoral”.

Junto a informes relacionados con el embajador Aguirre, también se han filtrado otras comunicaciones elaboradas durante los mandatos en la embajada estadounidense en Madrid de Eduardo Aguirre y de Alan D. Solomont, el actual ocupante del edificio de la calle Serrano.

Se da la circunstancia de que algunos de los documentos elaborados por el personal diplomático también han sido remitidos con copia a la CIA. Así pues, parece que el servicio secreto estadounidense también se han beneficiado de la información, aunque la “Inteligencia” del país más poderoso del mundo sigue, sin duda, cauces y medios de comunicación mucho más sofisticados y difíciles de ser interceptados.

Es más que probable que ahora la CIA esté colaborando con los responsables de la coordinación de información de las sedes diplomáticas en EEUU para impedir que esta grave filtración de información se vuelva a producir.

Entre tanto, estaremos atentos en los próximos días para seguir conociendo lo que se dice en los famosos 250.000 cables o comunicaciones filtrados, muchos de los cuales afectan a España. De momento, se ha podido constatar que el ámbito de la judicatura está bastante “mosqueado” con lo dado a conocer desde “El País” en relación con la utilización de fiscales y altos cargos por parte de la embajada de EEUU para frenar casos como el de “Couso” y “Guantánamo”.

También estaremos atentos al anuncio realizado a la revista Forbes por el fundador de la web Wikileaks, Julian Assange, de importantes revelaciones que se harán públicas el año próximo y que afectarían a un gran banco estadounidense.

En fin, nos encontramos frente a un culebrón surgido de un muy grave error de la “Inteligencia” que suponíamos más inteligente del mundo.