América Móvil, el grupo de telecomunicaciones que controla Carlos Slim, ha cumplido uno de sus objetivos al hacerse a través de una cuestionada opa parcial con el 27,7% de la operadora holandesa KPN. Una posición que si se suma al 22% que posee de Telekom Austria le da un puesto relevante en el siempre movido escenario del sector en Europa. Con el porcentaje alcanzado en la holandesa adquiere cuotas significativas en los mercados de los Países Bajos y de Alemania y le permite controlar a partir de ahora la gestión de la compañía. La prensa mexicana apuntaba en estos días hacia el posible relevo del primer ejecutivo de KPN, Eelco Bolk, que había sido crítico con el desembarco de Slim.

Con estos pasos, el magnate mexicano se convierte en uno de los jugadores más importantes del mercado europeo, acercándose a las dimensiones de Vodafone, France Telecom, Telefónica o Deutsche Telekom. Hay también en los movimientos de Slim mucho de perseverancia, ya que en otros momentos empresas europeas lograron parar su intento de hacerse con un hueco significativo en Europa con la fallida entrada en Telecom Italia. Todavía no se sabe si América Móvil promoverá algún tipo de fusión entre KPN y Telekom Austria, aunque sí unificará y racionalizará su política de compras y de prestación de servicios. A través de la empresa austriaca es uno de los lideres en telefonía móvil e Internet en Europa del Este – Croacia, Serbia, Bulgaria, Bielorrusia y Eslovenia, entre otros-, además de en Austria.

Y en el tablero de ajedrez del Viejo Continente, ha conseguido además que Telefónica pierda su eterna pareja, KPN, con la que, si no la esperada fusión por los analistas durante años, podría haber alcanzado pactos para racionalizar su presencia en Alemania, donde el grupo que preside César Alierta controla O2 y la holandesa es propietaria de E-Plus, que puso la venta sin éxito para detener a Slim.

Lo que queda claro con estas operaciones es que a Slim se la ha quedado pequeña América Latina. En su país México es el líder indiscutible, pero allí Telefónica le sigue, pese a que sea de lejos,  al ser zona que tiene igualmente un interés estratégico. La rivalidad entre las dos empresas queda por desarrollarse en otros mercados y en el campo natural de Telefónica: España.