La coyuntura obliga a que los 5.500 auditores en ejercicio en España, así como las 1.353 firmas existentes que emiten en total alrededor de 68.000 informes de auditoría anuales, inicien un proceso de concentración. Así se ha expresado Daniel Faura, presidente del Colegio de Censores Jurados de Cuentas de Cataluñ (CCJCC), en el transcurso del Forum del Auditor Profesional celebrado en Sitges (Barcelona). A su juicio, “no hay otro camino que el de reforzar la cooperación entre las firmas del sector auditor”. Faura ha defendido la conveniencia “de alcanzar acuerdos puntuales” e incluso, “de acometer procesos de integración total entre firmas”.

El presidente del Colegio ha justificado la necesidad de una mayor integración en el sector por “las exigencias de unos mayores y más exhaustivos controles internos, el imperativo de más especialización, la imprescindible innovación, la previsible ampliación de límites de auditoría obligatoria y, en definitiva, por el actual entorno de dificultades económicas”. Una necesidad que se ve espoleada por la modificación de la IV y VII Directivas, que se encuentran en trámite de aprobación en el Parlamento Europeo, ya que a juicio de Faura, «con el pretexto de eliminar cargas administrativas a las empresas, puede comportar la desaparición de más de mil firmas pequeñas y medianas del sector auditor en España”.

En cuanto al informe de auditoría anual, el presidente del colegio catalán ha reconocido que “es insuficiente”. Según Faura, “tiene que ser revisado”, a pesar de reconocer que “ha cumplido su función durante décadas a nivel internacional”. Faura argumenta que “su contenido requiere una información más pertinente y más directamente relacionada con las necesidades del proceso de toma de decisiones, así como más detalle sobre aspectos particulares de cada entidad relativos a la solvencia y la liquidez”.

Proceso de concentración

El presidente de los auditores caalanes ha destacado que en la última década el número de firmas auditoras ya se ha reducido de 9.000 a 3.900 en el ámbito británico, haciendo referencia a unos datos recientes del Institute of Chartered Accountants in England and Wales (ICAEW). A pesar de ello, Faura ha destacado que en el ámbito español entre el comienzo de la crisis, en 2007, y el año 2010, se ha mantenido estable el número de 5.500 auditores en ejercicio, de firmas auditoras (1.353) y que el total de informes de auditoría se ha consolidado alrededor de los 68.000 anuales.

Por su parte, la presidenta del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), Ana María Martínez-Pina, ha afirmado que “el papel del auditor va más allá del trabajo de auditoría. Debe ser capaz de mostrar a sus clientes y la sociedad el valor añadido de su labor”. Martínez-Pina ha manifestado que “no se tiene que confundir el papel de los auditores con el de las empresas consultoras que han evaluado la situación financiera de la banca española”. En esa línea, ha acabado manifestando el interés del ICAC por potenciar la supervisión y los controles de calidad para que las firmas de auditoría mejoren en su actuación profesional.

Estas manifestaciones se han producido en la sesión inaugural del 22 Forum del Auditor Profesional, encuentro que ha congregado hasta este viernes en Sitges a unos 600 profesionales del sector de la auditoría de toda España. En su intervención, el presidente de los auditores catalanes ha hecho un llamamiento a recuperar la credibilidad en todos los niveles de la sociedad. “Esta recuperación de la credibilidad tiene una estrecha relación con la práctica de la transparencia”, ha dicho Faura, quien ha loado el Proyecto de Ley de Transparencia, actualmente en fase de tramitación parlamentaria, aun cuando ha puesto énfasis en la necesidad que “se exija su aplicación y que esta forme parte del normal desarrollo de la rendición de cuentas en todo sistema democrático”.

Riesgo de italianización

En el transcurso de la conferencia inaugural del Forum, titulada “Propuestas para avanzar en medio de la tempestad”, el catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, Anton Costas, ha alertado del “riesgo de un estancamiento económico prolongado en la eurozona” que, en su opinión, “podría provocar su italianización, con la aparición de un Norte rico y de un Sur permanentemente necesitado de ayuda y emisor de emigrantes hacia el Norte”. Costas también ha criticado las “equivocadas políticas de austeridad compulsiva generalizada impuestas desde la eurozona” al considerar que “no dejan ningún espacio al crecimiento y que agravan el clima depresivo” y ha abogado por “cambiar el diseño de las instituciones del euro para separar el riesgo bancario del riesgo soberano”.