El refrán reza que “cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. Y la crisis de Bankia ha afectado de lleno al Museo Thyssen-Bornemisza, que lleva recurriendo a la Fundación Caja Madrid desde el año 2003 para organizar sus grandes exposiciones. Ahora, esta pinacoteca ve cómo el millón de euros anual que recibía de la Fundación Caja Madrid se ha volatilizado. El director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana, admite que, tras la nacionalización de Bankia, «ese acuerdo se ha extinguido de manera natural aunque nadie lo haya querido«.

La Obra Social de Caja Madrid tiene presupuestada para este año una inversión en actividades culturales de unos 20 millones de euros, un 30% inferior a la de 2011. El dinero se va a concentrar en las actividades y exposiciones en La Casa Encendida, el Espai de Barcelona y los conciertos, la música y los certámenes de arte “Generaciones e Inéditos”.

El museo ligado a Tita Cervera, que recientemente vendió uno de sus cuadros de su colección particular (aunque estaba expuesto en la pinacoteca), “La esclusa”, por casi 28 millones de euros (lo compró el barón Thyssen en 1990 por 10,8 millones de euros) para obtener liquidez, busca otras opciones de patrocinios, y Solana asegura que no peligra el programa de exposiciones, ya que «si hay una institución pública que tiene experiencia en conseguir financiación privada, esa es el Museo Thyssen«. El director artístico del Thyssen-Bornemisza cree que la solución para los museos y centros de arte consiste en asociarse: «La búsqueda de proyectos en cooperación con otros museos, dentro y fuera de España, será la clave del abaratamiento de los costes«.

A la crisis de la Obra Social de las cajas se unen los recortes públicos en materia de cultura. «A pesar de todo, se puede sobrevivir. Nuestras esperanzas están ahora en los resultados de público visitante a nuestras exposiciones, aunque hay que seguir ajustando los presupuestos y ser más austeros«, concluye Guillermo Solana.

Pero no es sólo Bankia y sus siete cajas: Madrid, Bancaja, Insular de Canarias, Ávila, Segovia, Rioja y Laietana. El inicio de la liquidación de la CAM pone en serio peligro la supervivencia de la Obra Social de la entidad alicantina, una de las más activas en el terreno cultural. El Sabadell, que resultó adjudicatario del Banco CAM (que recoge el negocio financiero de la caja, pero no la Obra Social ni las cuotas participativas), puede asumir algunas de las iniciativas más importantes y más vinculadas a Alicante. “Pero lo hará a medio plazo, porque todos su esfuerzos están centrados en la integración del negocio financiero de la antigua caja en el grupo Sabadell”, explican en el Banco CAM.

Cobrar la entrada

En el curso de la Apie en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, el director general de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (Ceca), José María Méndez, admitía con claridad que «la Obra Social se verá reducida, al igual que los beneficios«, debido a la crisis y al proceso de reestructuración. La situación a corto plazo se verá paliada por los fondos de los que dispone la Obra Social, y que garantizan una cierta autofinanciación.

Pero además de los menores recursos, por la caída de los beneficios y por la bancarización y nacionalización de las cajas, está el hecho de que la Obra Social está primando las actividades asistenciales, por la mayor demanda generada debido a la crisis, como «más urgentes» que las culturales.

Para financiar éstas, la Obra Social tendrá que buscar «nuevas fuentes de ingresos«, como cobrar entradas a exposiciones, museos y otros actos culturales, y «rentabilizar el patrimonio artístico«. También deberán profundizar las cajas en la colaboración entre distintas obras sociales para reducir costes mediante exposiciones itinerantes, entre otras fórmulas.

Frente a la reducción de dinero para actividades culturales en otras cajas, la Obra Social de ‘la Caixa’, que se garantiza de CaixaBank una dotación de 500 millones de euros anuales, ha elevado, aunque sea muy ligeramente, el presupuesto para estas tareas: de 64 millones de euros en 2011 a 69 millones este año. Cinco millones más que ayudan a mantener la programación y el número de actividades, con CaixaForum (tanto en Barcelona como en Madrid) como principales referencias.

La Fundación ‘la Caixa’ ha optado por acelerar la colaboración con museos, como el de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), el del Prado de Madrid o el Louvre de París (que garantiza cuatro exposiciones hasta el año 2016), y otras instituciones, como la Fundación Miró. CaixaForum Madrid expone la obra de William Blake en colaboración con la Tate Modern de Londres.

Bancos y otros mecenas

La menor actividad cultural de la Obra Social de las cajas se ve paliada de alguna manera por el mayor acento puesto en estas actividades por bancos y por aseguradoras. Entre éstas, destaca la Fundación Mapfre, con un ambicioso proyecto de acercamiento de sus dos salas de exposiciones en el Paseo de Recoletos de Madrid, en plena milla de los grandes museos (entre el Reina Sofía, el Thyssen-Bornemisza, y el Prado).

El Santander ha elevado el presupuesto para actividades culturales de su Fundación (de 6,9 millones de euros en 2011 a 7,1 millones este año). El arte se lleva un buen trozo del pastel, con acuerdos de colaboración con Patrimonio Nacional y los museos Reina Sofía y del Prado en Madrid, y el Guggenheim y el Bellas Artes en Bilbao.

Además, está el Centro Botín que la Fundación Marcelino Botín está construyendo en Santander, y que está llamado a ser un centro de arte de referencia mundial y “pionero en la formación de creatividad”, como lo definió en la presentación del proyecto diseñado por el arquitecto Renzo Piano y de la colocación de la primera piedra el presidente del Santander, Emilio Botín.