Peugeot cierra una planta en Francia y despide a 8.000 trabajadores

12/07/2012

diarioabierto.es. El gobierno francés ha pedido al fabricante que "modere" sus planes y le recuerda que le ha dado 4.000 millones de euros en ayudas públicas.

Nueva empresa en problemas. Esta vez es el grupo automovilístico francés Peugeot-Citroën (PSA), que acaba de anunciar su intención de cerrar la fábrica de Aulnay, cerca de París, y quiere suprimir 8.000 puestos de trabajo en Francia, de ellos 6.500 netos. Un representante de la empresa ha concretado que la planta dejará de funcionar en 2014, aunque no se cerrará definitivamente. Además, aseguran que todos las salidas de los empleados serán «voluntarias». Los sindicatos, por su parte, han reaccionado, como si el cierre fuera definitivo y los despidos obligatorios, mientras el Gobierno de François Hollande, ha recordado a los responsables de la multinacional los 4.000 millones de euros que han recibido en concepto de ayudas públicas durante los últimos años, por lo que les ha pedido que «moderen» sus planes.

Los planes sobre el futuro de los puestos de trabajo de Peugeot pasan por un recorte de 3.000 empleos en Aulnay y otros 1.400 en Rennes; la mitad de los trabajadores de Aulnay serán recolocados en la fábrica de Poissy. Con estos objetivos ofrecerá bajas voluntarias a 3.600 trabajadores que trabajan en la administración y oficinas, con lo que la reestructuración supondrá 8.000 puestos de trabajo menos y 6.500 despidos netos. En la empresa, de momento, descartan que los despidos vayan a afectar a los trabajadores de las fábricas españolas.

Un sorprendido Jean-Marc Ayrault, el primer ministro galo, ha pedido a los responsables de Peugeot que negocien con los representantes sindicales a fin de que se pueda salvar el mayor número de empleos y poder mantener abiertas todas las plantas francesas. En el Gobierno francés se ha decidido convencer al fabricante para que cambie sus planes, porque según explicó la ministra de Asuntos Sociales, Marisol Touraine, «no podemos aceptar algo así», mientras el titular de Trabajo, Michel Sapin, ha explicado que se les exigirá «un verdadero diálogo social», y el de Industria, Arnaul Montebourg, ha anunciado un plan de viabilidad para el sector de la automoción.

Pero Philippe Varin, consejero delegado de PSA, no parece que vaya a dar su brazo a torcer ya que tras reconocer de sus «responsabilidades» dentro del tejido industrial francés, y asegurar que «nadie será dejado al borde del camino», también insistió en las fuertes pérdidas que ha tenido su compañía en el primer semestre del año (en torno a los 700 millones de euros al vender un 15% menos), mientras el mercado europeo ha retrocedido un 8% en las ventas empujados por la mala marcha de los paises del sur de Europa.

Estos malos datos se vienen a sumar a los registrados en 2011, en que el grupo perdió 92 millones de euros y su capitalización en Bolsa retrocedió un 60%. Ni operaciones como la alianza con General Motors el pasado mes de febrero, la primera cesión de independencia en su historia.

También el líder de la oposición ha tomado cartas en el asunto. Jean-Luc Mélenchon ha apelado al patriotismo, y además de recordar que la última vez que se cerró una fábrica de automóviles en Francia fue hace 20 años (la que tenía Renault en Billancourt), subrayó que la multinacional está dirigida por una familia francesa que vive en Suiza para «eludir sus deberes fiscales», pese haber recibido elevadas ayudas públicas.

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