Linde reconoce que el Banco de España falló en la detección de la burbuja del ladrillo

17/07/2012

Miguel Ángel Valero. El nuevo gobernador afirma en el Congreso de los Diputados que el supervisor no se enfrentó con decisión al elevado endeudamiento y al deterioro de los balances de la banca

Voy a entrar ahora en un terreno que sé bien que es delicado y que me expongo a ser malinterpretado pero es un aspecto que no quiero soslayar o evitar”. Luis María Linde, gobernador del Banco de España desde el 8 de junio, sorprendió a propios y a extraños en mitad de su comparecencia ante la Comisión de Economía y Competitividad del Congreso de los Diputados. Sobre todo, por lo que supone de autocrítica, algo bastante insólito en una institución supervisora. Y también porque sus palabras suponen un reproche a sus antecesores: Miguel Ángel Fernández Ordóñez y, sobre todo, Jaime Caruana, que estaba al frente del Banco de España “en los años de la burbuja inmobiliaria y financiera”.

Unos años en los que, según Linde, “existía una especie de euforia, no sólo en España, sino en todos los países de la Unión Europea y en Estados Unidos, que llevaba a no ver, o no querer ver, los riesgos que se estaban acumulando”. “Era como si nadie quisiera prever escenarios de recesión, de subidas de tipos de interés o de colapso de financiación”, insiste Linde, que admite que habla “con la fácil lucidez que da mirar al pasado desde el presente, y, por supuesto,  sin querer dar ninguna lección a nadie”.

Linde concluye que “se actuó con poca decisión o de modo insuficiente o inadecuado” en cuestiones como los Sistema Institucional de Protección” (SIP), las fusiones frías diseñadas para “evitar o soslayar las dificultades políticas planteadas desde las Comunidades Autónomas”, y desde las propias entidades, a integraciones de cajas. Esta fórmula “contribuyó, más bien, a retrasar decisiones y ajustes”.

También en la provisión anticíclica, “a la que el Banco de España se vio obligado, si no a  renunciar del todo, sí a renunciar en  parte”. Linde recuerda que “el Banco de España fue, indiscutiblemente, pionero en la introducción de esta medida que hoy se clasificaría como herramienta de política macro-prudencial” y que ésta “fue, en su momento, criticada por la comunidad financiera internacional por su difícil compatibilidad, se decía, con las normas contables y por su contraste con la separación entre políticas macro y regulatorias que en aquel momento se preconizaban”. También por la banca española, porque “entendía que dañaba o podía dañar su posición competitiva”.

Desde la perspectiva de hoy, muchos estarían de acuerdo en que el defecto principal de aquella norma era su timidez y su insuficiencia para contener el crecimiento excesivo del crédito, y que todos habríamos salido ganando si se hubiera mantenido y generalizado, como el Banco de España la defendió a comienzos de los años 2000, y se hubiera hecho, incluso, más exigente”, argumenta el actual gobernador. “El Banco de España fue considerado entonces heterodoxo, pero hoy sabemos que debería haber sido aún más heterodoxo en su utilización de su capacidad regulatoria y supervisora para mitigar la vulnerabilidad de nuestro sistema financiero”, remata Linde.

Sin éxito en la supervisión

El gobernador del Banco de España explica a los diputados que “casi nadie previó la doble recesión”, lo que afectó a la calidad de las pruebas de resistencia (o stress tests) realizadas por el supervisor sobre la banca española en 2010 y 2011, en el marco de un ejercicio dirigido por la Autoridad Bancaria Europea.

Hay que reconocer que, en el Banco de España, no tuvimos éxito en lo que ahora llamamos ‘supervisión macroprudencial’. No nos enfrentamos con la decisión que ahora entendemos habría sido necesaria al gran aumento de nuestro endeudamiento y, después, a la contención y corrección del fortísimo deterioro en los balances bancarios, consecuencia del estallidode la burbuja y la recesión”, enfatiza Linde. “El hecho de no ser el único supervisor europeo al que puede hacerse este reproche no es un consuelo para nadie”, concluye el gobernador del Banco de España.

Planes realistas

Tras esta autocrítica, el gobernador del Banco de España recuerda que las entidades que reciban ayudas públicas habrán de acometer un proceso de reestructuración,  que “se podrá traducir en ajustes de tamaño, eliminación de los segmentos de negocio no rentables, reequilibrio de las estructuras de financiación, mejoras en la gobernanza y racionalización de las redes”. “En el caso de que se determine que alguna entidad no resulta viable, se procederá a su resolución ordenada”, como ya se ha hecho con CCM, CajaSur, CAM y Unnim, adjudicadas a CajAstur (grupo Liberbnank, en proceso de fusión con Ibercaja 3), BBK (grupo Kutxabank), Banco Sabadell y BBVA, respectivamente.

Linde lanza un mensaje claro a la banca. Por un lado, habrá una separación de los activos problemáticos, principalmente inmobiliarios, de la banca en una sociedad de gestión de activos, para su venta posterior, “limpiando” los balances de las entidades. Por otro, participarán en los costes del saneamiento y de la reestructuración, los accionistas de las entidades, ya que el ajuste afectará “al pago de dividendos, a las remuneraciones de los administradores de las entidades y a los compromisos asumidos por los tenedores de instrumentos computables como capital distintos de las acciones”.

También habrá medidas impuestas por el Memorando “a toda la banca española”, con la exigencia de una ratio de capital del 9%, mejoras en la normativa de resolución, en el tratamiento del riesgo de concentración, en el papel de las cajas como accionistas de bancos, en la transparencia de la información financiera, en los procedimientos supervisores, en la comercialización de productos complejos y en la central de información de riesgos, entre otros aspectos.

Los planes de recapitalización que presenten las entidades tendrán que ser realistas y ejecutables en un corto plazo”, señala el gobernador. “Si alguna entidad no tuviera pulso suficiente para asegurar su futuro, habrá de encarar un proceso de resolución o liquidación ordenada”, enfatiza.

Finalmente, un mensaje de confianza: “Tenemos un sistema financiero con bancos que están entre los más eficientes en cualquier comparación internacional. Creo que todos vamos a aprender la lección, que es muy dolorosa desde diversos puntos de vista, y que nuestro sistema financiero saldrá de esta crisis reforzado y más eficiente, y que volverá a ser la pieza fundamental que siempre ha sido para el avance de  nuestra economía y el bienestar de nuestros ciudadanos”.

Caída del PIB pero balanza equilibrada

La previsión del Banco de España es que para todo el año 2012 se registre una caída del PIB del 1,5%. Pero esa previsión pesimista se matiza por la “constatación positiva” respecto a que “nuestra economía está registrando un ajuste que tiene ya una intensidad apreciable”. “Vamos a terminar el 2012 con una balanza corriente cercana al equilibrio, una evolución de los precios bastante favorable – nuestra tasa de inflación sigue por debajo de la media de la Unión  Monetaria – y con una evolución salarial que va a permitir una evolución de los costes laborales unitarios compatible con una mejora en nuestra competitividad”, concluye el gobernador.

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