Desde el planteamiento de que “la universalidad de la atención sanitaria no es sinónimo de gratuidad”, el Círculo de Empresarios considera que el Sistema Nacional de Salud debe evolucionar “hacia la incorporación de copagos en otros ámbitos distintos al farmacéutico como la hospitalización, aplicada de manera selectiva, de manera que no afecte a los más vulnerables”. John de Zulueta, presidente del Comité de Sanidad del Círculo y ex presidente de Sanitas, apoya que se cobre por la comida en los hospitales en estancias prolongadas, por acudir a urgencias si no se termina en el hospital (como sucede en Italia) como elemento disuasorio, por incomparecencia del paciente a una cita médica, y que se penalice, como en el Reino Unido, al enfermo que no cumple las pautas del médico en su tratamiento. “El ciudadano debe ser consciente de los costes de su atención sanitaria de forma que adopte hábitos de vida saludables”, argumenta.

El Círculo ha elaborado el informe “Un sistema sanitario sostenible (II)”, que profundiza en uno anterior de marzo de 2006, y que muestra que “el crecimiento del impacto de la sanidad en las cuentas públicas será previsiblemente superior al del sistema de pensiones”. Y que “la mejor política sanitaria es la que corresponsabiliza a todos los participantes del sistema (usuarios, profesionales médicos, empresas suministradoras y gestores sanitarios) en su sostenibilidad”.

En España, el incremento medio anual del gasto sanitario por habitante es del 4%, similar a la media de la OCDE, pero el crecimiento del PIB per capita es la mitad (0,8% frente a 1,6%), En la última década ha crecido el 42%, y el 44% es personal y el 25,5%, medicamentos. En cambio, los servicios primarios de salud representan el 14.9% del gasto, y las actividades de prevención apenas representan el 1,5%.

El informe del Círculo destaca las “importantes diferencias de gasto por habitante en sanidad entre las comunidades autónomas”: 1.704 euros en Navarra, frente a 1.061 euros en la Comunidad de Madrid, y una media de 1.252 euros. Y cifra el desfase sanitario acumulado en unos 16.000 millones de euros.

El Círculo de Empresario “estima esencial preservar un Sistema Nacional de Salud que garantice la universalidad de un conjunto de prestaciones básicas, públicamente definidas, en condiciones de igualdad para todos los ciudadanos” Y para ello hay que actuar tanto sobre la demanda, con el “copago selectivo”, como sobre la oferta.

Zulueta admite que el copago “es injusto para el que tiene menos recursos”, y por ello el adjetivo o el matiz de “selectivo”. pero defiende “la corresponsabilización de los usuarios sobre los costes de la sanidad” a través de la aplicación de sistemas de pago compartido y de campañas de prevención. El informe del Círculo muestra que el copago está extendido en toda Europa y sólo no es completo (salvo en medicamentos) en Dinamarca, España y Reino Unido.

Al mismo tiempo, el Círculo de Empresarios “debe potenciar la generación de ingresos con tasas por servicios administrativos, servicios o facilidades no asociados estrictamente a la prestación sanitaria”. John de Zulueta pone como ejemplo el cobro por la tarjeta sanitaria.

Mecanismos de competencia

Por el lado de la oferta, Zulueta recuerda que el coste de la gestión privada de un hospital público es un 25% inferior. “El modelo que funciona mejor es el valenciano, el de Alzira, porque controlar la asistencia primaria es fundamental para reducir el coste sanitario”, señala, al tiempo que subraya que los modelos de colaboración público-privada en España “están siendo copiados por otros países”.

El Círculo propone reformar el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud “no para que el Gobierno central recupere competencias, sino para que exista un órgano de gobierno con poderes ejecutivos que pueda implementar decisiones conjuntas”. “Es imposible, un sistema inviable en un proceso tan complejo y costoso como la salud, consensuar a 17 comunidades autónomas”, argumenta Zulueta.

Entre sus propuestas, la fijación de techos presupuestarios a los hospitales, con vigilancia de la ejecución; gestión activa del catálogo de prestaciones, sobre el análisis coste-eefctividad, con un procedimiento transparente y regular y un mecanismo “centralizado e independiente” de evaluación de medicamentos, tratamientos y tecnologías, como el NICE británico; centrales unificadas de compras para controlar los precios; mecanismos de evaluación del desempeño, bonificando “al que lo está haciendo bien»; sistemas de incentivos y de retribución por resultados; y flexibilizar la condición estatutaria del personal sanitario para “ir a contratos laborales”.

En ese sentido, tanto John de Zulueta como Mónica de Oriol, presidenta del Círculo de Empresarios, creen que el Gobierno debe hacer más ajustes en el gasto sanitario y ser más ambiciosos en las reformas estructurales vinculadas a la salud.