Las llamadas ITU (infecciones transuretrales) producen escozor, dolor, cambio de color en la orina, pequeñas pérdidas frecuentes, dolor abdominal, a veces fiebre y especialmente esa sensación de quedarse con ganas de orinar.
Factores de temporalidad como el calor y los medios para combatirlo, en particular la neutralización de la temperatura corporal, a través del agua de las piscinas, pueden favorecer la presencia de las conocidas cistitis.
Los gérmenes patógenos encuentran la puerta de entrada a través de la vagina, llegan a la uretra y a la vejiga, pero también pueden atravesar la pared del recto hasta llegar a su destino. La humedad y el agua de las piscinas pueden alterar la flora defensiva (Bacilos de Döderlain) y facilitar la llegada del enemigo.
El docto Pedro Tormo, portavoz del Observatorio Nacional de la Incontinencia (ONI) nos proporciona una serie de recomendaciones que nos pueden ayudar: el cambio de bañador, el secado de la zona íntima, el vaciado previo vesical y el empleo de ropa transpirable. Además, el arándano y la vid roja están muy de actualidad como preventivos para las personas con tendencia a las cistitis. También son buenos compañeros de viaje evitar el aguante urinario y los ejercicios de protección del suelo pélvico.
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