Mariano Rajoy, enero de 2012, primer día tras tomar posesión como Presidente. Discurso institucional en horario de máxima audiencia retransmitido en directo:
“Como nuevo Presidente del Gobierno de la Nación, es mi obligación comunicarles que la situación del país es dramática. Nos enfrentamos al momento más crítico desde la reinstauración de la democracia. Las arcas del estado están vacías, la deuda externa nos asfixia y el agujero financiero es insostenible. La situación real dista mucho de lo que el anterior Ejecutivo reconoció ante la opinión pública. Ante tal extraordinaria coyuntura, nos vemos en la obligación de acometer con la máxima urgencia medidas dolorosas para todos, pero inevitables para garantizar la continuidad del Estado del Bienestar y el futuro de nuestros hijos: se impondrán duros recortes, se exigirán sacrificios, se reducirán prestaciones sociales y se subirán impuestos. Comenzaremos predicando con el ejemplo, eliminando privilegios innecesarios de la clase política, duplicidades en las Administraciones Públicas y reestructuraremos el modelo autonómico: el actual modelo de Estado es insostenible. Llamaremos a declarar al Parlamento al anterior Presidente, a miembros de su Ejecutivo y a todo aquel cargo público que tenga responsabilidad directa en el falseamiento continuado de las cuentas públicas: asumirán culpabilidad penal si fuese el caso. Con total transparencia y honestidad, mi Gobierno y yo nos ponemos a disposición de todos los españoles para esclarecer cualquier información respecto a la excepcional situación en la que nuestro país está inmerso”.
Breve, conciso, directo, sincero y con sentido de Estado. No era tan complicado ¿verdad? El señor Rajoy nos explica la crítica situación recién llegado a Moncloa, proponiendo los primeros recortes para sí mismos, planteando la posibilidad de una modificación del modelo de Estado, dejando abierta la vía penal para los culpables, y los españoles comprendemos, apechugamos y arrimamos el hombro para salir adelante. Pero una vez más, pese a la extrema gravedad de una España en la ruina, la casta eligió anteponer el interés partidista al general -ocultando la realidad- para servir en bandeja un malogrado triunfo en Andalucía de Javier Arenas. Aunque siendo justos, a Rajoy se le pueden achacar muchas cosas y casi ninguna buena, pero la responsabilidad de la situación no es suya: sí lo son los silencios cómplices y la complicidad no sólo en los silencios…
Asistimos al cabreo general y a las protestas de los funcionarios que toman las ciudades con todo el derecho para reclamar su paga, pero reflexionemos: ¿cuántos de los cinco millones y pico de desempleados son funcionarios? ¿Son conscientes los que se echan a la calle que tras la subida de impuestos un autónomo por cada 1.000€ facturados, tras aplicar el 21% de IRPF e IVA y pagar la prestación social, percibirá netos apenas 300€? O nos sacrificamos todos o puede que en breve reclamen la nómina mensual, no sólo la paga extraordinaria. Por cierto, que encabecen las pancartas de estas legítimas protestas los responsables directos de la situación que padecemos -representantes socialistas o líderes sindicales- es grotesco.
Y que en el Parlamento no alcancen consenso en la votación del Decreto Ley que aprueba las medidas que imponen los mercados para seguir prestando dinero a España con garantías, es otro ejemplo más de la catadura de estos que okupan la soberanía nacional: pacto de Estado y férrea unidad de todas las siglas e ideologías es lo que exigimos los ciudadanos. Y ejemplificar el compromiso de los políticos con los sacrificios impuestos al país: la credibilidad no consiste sólo en bajarse los sueldos. Consiste en fulminar los privilegios de la casta sin miramientos. Hacer recortes sin recortarse no es de recibo. Como se culmine una intervención, desaparecerá el modelo de Estado tal y como lo conocen los que lo han exprimido en su propio beneficio hasta matarlo.
España es un gran país, cuenta con las infraestructuras, el tejido productivo, el talento y las agallas necesarias para salir adelante. Pero los causantes del problema deben ser conscientes que difícilmente podrán ser parte de la solución.
Twitter: @CarmelaDf
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