Porque seguimos vivos

27/07/2012

diarioabierto.es.

Porque seguimos vivos, aún seguimos vivos. Por mucho que nos digan, nos anuncien, por más turbio y crispado que se aparezca el día ante nuestros ojos, por mucho que un nublado mineral rompa la cornisa de los sueños, la pestaña del cielo, aún seguimos vivos. Es como si necesitáramos gritar, saltar, patalear, salir de este marasmo no tanto en carne viva, sino casi, parece, en carne muerta. Porque no estamos muertos. No todavía. Tenemos la esperanza de una piel, sentimos el vigor de cada gesto, la procesión de gestos derrotados al regresar a casa por la noche. Porque también en la derrota hay vida. En todos los fracasos, una pizca de vida. Porque en los vencimientos sigue habiendo vida, porque tenemos vida; aunque todo esté mal, aunque hayamos caído, por más que los mensajes sean oscuros, muchos de nosotros aún estamos vivos.

Nos han robado a todos. Hemos sido víctimas silentes, confiadas, festivas, del mayor expolio colectivo que se ha vivido en años. Cuando los mismos que nos han traído a este desastre han decidido sacarnos de ese hoyo tan cuidadosamente mantenido, horadado por esas mismas manos financieras enguantadas, han aprovechado para dinamitar, desde nuestro, nuestros derechos civiles, nuestras garantías sociales, el Estado democrático de corta vida histórica, para asegurarse la preeminencia, en el futuro, no de una posible Constitución imperfecta, sino de la voluntad de los mercados.

Ahora, mientras nos rescatan, mientras nos sacuden, nos saquearán también nuestros derechos. Seremos, dentro de poco tiempo, ciudadanos con unas nuevas restricciones. Nos convencerán de que cualquier derecho fundamental, sobre todo mantenerlo, es demasiado caro. Porque si algo estamos aprendiendo, asistiendo al derrumbe general, es que los principios de hoy no valen para mañana, sobre todo en quienes nos gobiernan, dando la sensación de que ellos, a su vez, son controlados por manos invisibles cada vez más visibles. Constatamos que siempre podemos empeorar.

Pero seguimos vivos. Por mucho que nos digan, aún seguimos vivos. Vivos para gritar, saltar, patalear. Porque estamos vivos, por supuesto, para no resignarnos. Vivos para leer cualquier poema de Antonio Machado. Vivos para escuchar una canción. Y seguimos vivos para amar. Por mucho que nos digan, nos presagien, nos oculten, aún seguimos vivos.

¿Te ha parecido interesante?

(+11 puntos, 11 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.