Artur Mas logra que gran parte de la sociedad catalana culpe a Madrid de todos los males

01/08/2012

Josep M. Orta. Los problemas de tesorería de la Generalitat son crónicos, pero ha llegado el momento que la situación se ha vuelto dramática. La deficiente valoración de las competencias y los incumplimientos de Madrid en los pagos están ahogando la autonomía.

Las sábanas que lucen numerosos balcones catalanes contra los tijeretazos de la Generalitat en sanidad se están ajando. El tiempo va destiñendo la protesta sin que ninguna autoridad les haga caso. Ahora la sociedad catalana tiene muchos motivos para quejarse y quizás no haya tantos balcones…

El gobierno de Artur Mas hábilmente exhibe sus razones  (todo el mundo tiene razones para justificar cualquier causa aunque difícilmente tenga la razón) culpando de todos los males al sistema de financiación y a los incumplimientos económicos del Gobierno central. Primero fue la negativa de los socialistas en adelantar el pago (como se hacía habitualmente) de los fondos de compensación interterritorial, posteriormente también han negado a cumplir lo contemplado en la disposición adicional segunda del recortado Estatut por las inversiones que el Estado no ha realizado en Catalunya. Por otra parte está el desequilibrio en la balanza fiscal entre lo que Catalunya paga al Estado y lo que éste devuelve en Catalunya. Finalmente los retrasos del Estado en cumplir los pagos acordados y presupuestados. Finalmente la negativa del Ejecutivo español de imponer la reducción del déficit al 1,5% cuando Europa ha suavizado esta medida para España y el Gobierno español no ha adaptado una medida similar para las autonomías.

Todo esto va calando en la sociedad y una buena parte de ella (lo cifran en el 75%) considera que con el pacto fiscal los catalanes sufrirían mucho menos los recortes del estado de bienestar, al tiempo que las tesis independentistas crecen en la misma proporción que el descontento. La idea de que Catalunya paga sus impuestos, los entrega a Madrid y estos son más que remisos en  retornar la parte que corresponde para que funcione la Generalitat, incumpliendo una y otra vez sus compromisos, se extiende cada vez más. A las acusaciones que desde el Govern se hacen de ”deslealtad” del Gobierno central se contraponen con el “ordeno y mando” que transmite el ministro de Hacienda. Además los catalanes, que fueron los primeros en aplicar impopulares medidas restrictivas mucho antes que Madrid hiciera lo propio, se han mostrado muy críticos por la forma que el equipo económico de Rajoy plantea la crisis, tanto por sus actuaciones que consideran erróneas, como por su ocultismo.

Otra sensación que se está instalando en la sociedad civil catalana (empezando por muchas organizaciones empresariales) es que quieren reducir el papel del estado autonómico (o incluso desmantelarlo) y por ello desde Madrid culpan a las autonomías de todos los males de la crisis, mientras son mucho más benévolos con sus responsabilidades. Desde el Govern se recuerda que la Generalitat “también es Estado, como lo es el Gobierno central” y que además la mayoría de las autonomías tienen que afrontar el grueso de las prestaciones sociales como es la sanidad y la educación, que se llevan una parte importante de los presupuestos.

El “derecho a decidir” reivindicado por tantos sectores puede ser objeto de muchas interpretaciones, pero para muchos es un camino que desemboca al final en un estado propio. Ya se empieza a hablar de una ruptura no traumática, como un estado federal con una serie de servicios comunes como es el ejército y, acaso, las relaciones exteriores, siempre con el paraguas de Bruselas que en estos momentos tiene grandes atribuciones para imponer una normativa comunitaria (y es de suponer que tendrá más como consecuencia de la actual crisis).

Este papel que reivindica la Generalitat de tratar al Gobierno central de tu a tu lo visualizó con la ausencia del conseller de Economía –Andreu Mas Colell a la convocatoria de Montoro a la reunión del Consejo de Politica Fiscal el pasado martes. La posterior rueda de prensa del ministro, con su tono autoritario, no facilita el camino para suavizar la situación. Parece que será difícil evitar el choque de trenes, máxime cuando el PP se replantea seguir apoyando parlamentariamente a CiU, lo que deja la puerta abierta a Artur Mas para configurar una nueva mayoría con ERC, mientras los socialistas catalanes siguen de vacaciones…

Por otra parte la mayoría absoluta del PP no facilita la negociación, pese los esfuerzos que en determinados momentos hacen los hombres de Rajoy para no quedarse aislados en el Congreso (la compensación es el  ya citado apoyo del PP a CiU en el Parlament)

La batalla de la opinión pública catalana la está ganando Artur Mas, incluso en las razones con las que Madrid  justifica su actuación recibe la respuesta de que “están improvisando”, o sea que los argumentos de Rajoy, Montoro o Alícia Sánchez Camacho apenas si influyen en la opinión pública. En ello también tienen parte de culpa los medios catalanes, pero si se compara lo que dice la prensa de un sitio o de otro parece que se han jugado dos partidos distintos.

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