La guardia urbana está cansada de detener al grupo de trileros que actúan en Les Rambles y se ve impotente como al poco rato vuelven a instalarse en esta calle en busca de incautos que tienten a su suerte, cuando las cartas están marcadas.

Ante ello el Ayuntamiento afronta el problema llenando las farolas de las ramblas con carteles y en las tiendas, así como distribuyendo folletos en varios idiomas asegurando a los turistas que esta actividad, además de ilegal “no es un juego, es un timo”.

Los trileros actúan en equipo, montan un corrillo que trae la atención de los forasteros, uno hace de cebo y otros apuestan y ganan. Cuando un turista quiere participar en el juego, pueden dejarle adivinar donde esta la bola en los primeros envites para después animarle a seguir apostando para obtener el máximo beneficio. Si se acerca la guardia urbana, al grito de “agua” levantan en un momento el tenderete y se dispersan. Si los detienen, al presentarlos a los juzgados quedan en libertad a las pocas horas con la incoación de una multa de difícil cobro. Al poco rato vuelven a estar en la calle para reanudar su actividad.

Precisamente la afluencia de turismo en Barcelona está creciendo este verano, con especial incidencia del procedente de Rusia, en contraste con lo que sucede en el resto de Catalunya, donde tanto el turismo local como el extranjero está sufriendo un retroceso de alrededor el seis por ciento respecto al mismo periodo del año pasado