Psicología y sociología de la jubilación

08/08/2012

diarioabierto.es.

¿Por qué todo el mundo piensa que las hipotecas son para los jóvenes y los planes de pensiones para los mayores? A falta de una educación financiera adecuada, los comportamientos de las personas en el uso de los productos financieros se rigen muy a menudo por la inercia social.

En España tenemos una inercia social construida durante muchísimos años por un esquema que combina los intereses políticos de los gobernantes (1), los intereses económicos de los bancos (2) y los intereses informativos de los medios (3). Esto puede parecer un poco revolucionario y lo es. Lo que no quiere decir que sea anti-sistema.

  1. Por una parte, a los políticos les gusta en general que las soluciones a los problemas individuales provengan de decisiones políticas. Les encanta vender como logro propio el estado de bienestar, el bien de los ciudadanos. La izquierda tiende a aumentar y potenciar este esquema y la derecha lo reivindica como propio y presume de no desmontarlo. A ambos les conviene que estos temas no dependan de la decisión individual de cada ciudadano. Además a los políticos les viene muy bien que funcione al máximo el sector inmobiliario porque ellos tienen autoridad sobre el suelo (lo que da pingües ocasiones de financiar ayuntamientos y desgraciadamente, a veces partidos y bolsillos) y porque la actividad económica que genera es fácil e inmediata.
  2. Por otra parte al sistema financiero le interesa mediar en todo flujo de dinero posible. Se suma a las tendencias naturales de las personas y las potencia sin añadir ningún asesoramiento orientado hacia el cliente. Dado que es natural que los jóvenes quieran consumir hoy en vez de mañana, los bancos alientan y aprovechan esa tendencia para ofrecer crédito. Dado que los maduros empiezan a tener miedo al futuro, les meten miedo a invertir para que los ahorros se queden en la cuenta corriente o en el depósito a plazo fijo que es donde le sacan de verdad rentabilidad al dinero.
  3. Por último, los medios están interesadísimos en fabricar noticias con el comportamiento a corto plazo, día a día, de la bolsa y en general de la economía ayudando involuntariamente a que toda visión a largo plazo se difumine y pierda interés ante la opinión pública

Gracias a todo lo anterior, desde los años 80 se había establecido en España una mentalidad que consistía en:

  • Lo primero que hay que hacer es encontrar un trabajo fijo, comprarse una casa con una hipoteca cueste lo que cueste (nunca alquilar, porque alquilar es tirar el dinero)
  • Cualquier cosa que pueda pasarnos, la arreglará el Estado. El Estado cuidará de mi y de mi familia en caso de fallecimiento, paro, invalidez, dependencia, accidente, catástrofe natural…
  • Si todo eso falla cuando sea mayor, con el techo asegurado, ya se encargarán mis hijos de cuidarme como yo hice con mis padres.

Pues tengo varias malas noticias:

  • Ya no hay trabajos fijos disponibles (5,5 millones de parados)
  • Aunque las casas están más baratas, los bancos no las financian porque están cargados de hipotecas
  • El Estado no tiene dinero para pagar las nóminas de dentro de unos meses, no digamos ya las pensiones del futuro. Los recortes están aquí para quedarse.
  • En el futuro puede que no tengas casa porque si pierdes tu trabajo, el banco te la quitará
  • Tus hijos no podrán cuidarte porque tal vez no tengan trabajo y su situación será posiblemente peor que la tuya misma.

¿Que solución nos aporta la educación financiera?

La principal función de una planificación financiera es entender cómo funcionan las líneas de ingresos y gastos a lo largo de la vida y aprovechar las ventajas de cada etapa de la vida para compensar las debilidades de otras etapas.

Podríamos dividir la vida financiera de un adulto en 3 fases

  1. Juventud: Ingresos más probables pero menores. Gastos y responsabilidades en su punto más alto en relación con los ingresos
  2. Madurez: Ingresos más elevados pero inseguros. Responsabilidades reducidas. Gastos más elevados pero menores en relación con los ingresos.
  3. Jubilación: ingresos fuertemente reducidos o inexistentes e incapacidad para generarlos. Gastos elevados. Sin responsabilidades fuera de la pareja.

Los factores sicológicos y sociológicos que forman la inercia social llevan a un exceso de crédito en la primera fase que imposibilita prepararse para la fase 3 hasta que llega la fase 2, cuando es demasiado tarde. Lo que conviene hacer es postergar la inversión inmobiliaria hasta la fase 2 o la 3, utilizar el ahorro conseguido en invertir a largo plazo comenzando en la fase 1 y cubriendo las responsabilidades de esa fase con un buen seguro de vida e invalidez hasta la fase 2.

Adicionalmente si es posible complementar en la fase 2 con un seguro de dependencia.

Esta estrategia es mucho más eficaz porque juega con el factor tiempo tan abundante en la primera fase y con la superior rentabilidad de la renta variable en los plazos muy largos comparada con la pobre rentabilidad y los inconvenientes de la inversión inmobiliaria.

Comprender esto no es suficiente para la mayoría porque las creencias y los hábitos generados por la inercia social vencen sobre cualquier argumentación. Tenemos que trabajar sobre los beneficios futuros pero sobre todo sobre los beneficios inmediatos de este cambio de estrategia. La razón por la que los jóvenes no quieren ahorrar es porque el sistema les ha enseñado que ahorrar es quitarse de la boca hoy el mismo bocado que tal vez disfrutarán en el futuro. Lo que nadie les ha explicado es que, si hacen las cosas bien, el bocado que se quitan hoy se convierta en 64 bocados cuando se jubilen. Eso es otra cosa.

Observemos a los jubilados de hoy. Los jubilados de un sistema de pensiones que aún no ha quebrado. Son jubilados en su mayoría con pensiones de menos de 1.000€ en cualquier caso muy inferiores a los salarios que ingresaban justo antes de jubilarse.

Jubilados que hace pocos años eran una carga para sus familias y ahora tienen que exprimir su magra pensión para sostener a sus hijos en paro o que incluso han perdido su casa que pusieron como aval de la hipoteca de sus hijos. Si eso ocurre ahora que el sistema de pensiones no ha quebrado, ¿qué será cuando ese sistema quiebre como auguran todos los analistas?

Tenemos que invertir ya la situación. Trabajar desde pronto para construirse un futuro en que no representemos un problema ni una carga para nuestros hijos sino una fuente de soluciones.

La independencia financiera no da por si sola la felicidad pero es desde luego un requisito imprescindible para ser feliz para la mayoría de las personas. Actuemos cuando aún estamos a tiempo.

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