Cantabria, entre la prehistoria y la modernidad

31/08/2012

diarioabierto.es. Cantabria nos sorprende con un paisaje plagado de valles de singular belleza, playas y olas rompedoras, pueblos con sabor a sal y tradición marinera. Ciudad donde se une la prehistoria con la modernidad. La capital, Santander, está situada en una hermosa bahía, cuyo puerto sostiene un gran tráfico marítimo.

A pocos kilómetros de la ciudad se encuentra Santillana del Mar, bellísima localidad de calles y casas medievales, donde se encuentran las renombradasCuevas Prehistóricas de Altamira, declaradas Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO. En toda la región se pueden visitar además otras cuevas prehistóricas, así como laIglesia rupestre de Santa Maria de Valverde, iglesias mozárabes; colegiatas románicas y otros monumentos de gran antigüedad. Pero Cantabria, no sólo nos muestra monumentos realizados por mano del hombre, sino también aquellos realizados por la mano de Dios, hoy conservados como parques naturales, un ejemplo de ello es el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, consistente en un singular paisaje, en el que habitan en régimen de semi libertad, animales de los cinco continentes.

Con las pinturas de Altamira, Cantabria se anticipa casi 10.000 años, al gran arte de las civilizaciones orientales (Egipto, Mesopotamia, etc), y ofrece al hombre moderno el primer testimonio de la genialidad de la especie. La esplendorosa manifestación artística que, repartida por las paredes de cuevas y yacimientos arqueológicos se manifiesta en Europa desde el paleolítico medio y superior, logró algunas de sus cumbres expresivas más universales en las entrañas de esta región. Además de Altamira, destacan las maravillas conservadas en las cuevas de Puente Viesgo, El Pendo o La Garma.

Desde San Vicente de la Barquera hasta Santillana del Mar, Cantabria nos ofrece todo un universo que nos permite disfrutar de un inolvidable paseo por la ruta de las tres villas.

Comenzamos nuestro paseo en San Vicente de la Barquera, conocida como la «Villa marinera y pescadora».San Vicente de la Barquera es una población merecedora de ser conocida permaneciendo en ella durante algunos días. Estando en esta villa, uno no se puede olvidar de visitar, la arquitectura románico-gótica de la Iglesia de Santa María de los Ángeles, El convento de San Luis del siglo XV, el Palacio de la familia del Corro, Los restos de la Muralla medieval y el Castillo del siglo XIII. Por supuesto, uno no puede dejar la villa, sin pasear por el puerto, o pisar la playa y bañarse en las frías aguas del cantábrico. Dejando como últimas visitas, La ermita de la Virgen de la Barquera y el puente de la Maza.

Continuamos la ruta con dirección a Torrelavega, llegando finalmente a la villa de Comillas conocida como la «villa de los Arzobispos». Lugar elegido por la más alta aristocracia española. En Comillas la presencia del modernismo arquitectónico se hace patente tanto en el emblemático edifico del genial Gaudí, «el Capricho», como en la Universidad Pontificia, que este año se pretende convertir en el epicentro internacional del estudio y formación del español con la creación de un Centro Internacional de Estudios Superiores de la Lengua Española. Este proyecto cultural, llamado el «Proyecto Comillas» se desarrolla en uno de los entornos más singulares y exuberantes de la naturaleza española, ya que está situado a orillas del Mar Cantábrico junto a la Villa de Comillas. Por otra parte, la excepcional belleza paisajística del entorno se suma a un conjunto de edificios de singular valor arquitectónico y artístico edificados entre finales del siglo XIX y mediados del siglo XX, que convierten a la «Villa de los Arzobispos en un paraíso cultural y medioambiental». De obligada visita son también el Panteón de los marqueses de Comillas y el neogótico Palacio de Sobrellano.

Continuando camino llegamos a la tercera de la villas de nuestro viaje, Santillana del Mar, popularmente llamada la «villa de las tres mentiras» por no ser santa, ni llana y carecer de mar. Estamos en una de las poblaciones más bellas del litoral cantábrico: medieval, recogida, conservada y hermosa por cualquiera de sus puntas. Encierra en su interior la Colegiata de Santa María Juliana, el Palacio de los Barrera, Las casas del Águila y de la Parra, la casona de los Hombrones, la casa de Leonor de la Vega, la Torre de Don Borja, y el Parador Gil Blas del siglo XVIII, entre otras muchas joyas que podemos disfrutar paseando entre sus empedradas calles. Y cerca de la población se encuentran las internacionalmente conocidas Cuevas de Altamira cuyo valor arqueológico es indudable.

Un paseo y una ruta que puede ser completada visitando la comarca de Saja-Nansa cercana a San Vicente y la de Oyambre próxima a Comillas, a la par que saboreamos la exquisita gastronomía cántabra: merluza en salsa verde, bocartes a la cazuela, sorropotun, besugo y mariscos de la mejor calidad, sin olvidar los postres consistentes en quesada y sobaos pasiegos. Una ruta tranquila que discurre entre lugares que invitan al viajero a repetir el paseo por esta parte de la costa cántabra.

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