ACS intenta el apoyo de sus accionistas con una mayor integración de Hochtief

03/09/2012

Tania Juanes. Con un paso adelante en su filial alemana, Florentino Pérez quiere paliar a futuro los efectos negativos del fracasado asalto a Iberdrola

La suspensión del dividendo de ACS de febrero y la entrada en pérdidas en el primer semestre del año, por primera vez en la historia de la compañía, han supuesto un nuevo revulsivo interno en la empresa que preside Florentino Pérez. Los resultados negativos por 1.233 millones de euros hasta julio de 2012, frente a unos beneficios de 604 millones del mismo periodo del año anterior, han levantado de nuevo las alarmas y críticas respecto a la estrategia seguida por el directivo de la constructora. Porque una de las primeras consecuencia es que algunos de los  principales accionistas de la compañía, que tienen sus participaciones vinculadas a préstamos, se enfrentan a resultados negativos en las sociedades en las que tienen depositadas las acciones.

En ese grupo están los financieros Alberto Alcocer y Alberto Cortina (con el 9%), la familia Fluxá, propietaria de Iberostar, (con el 5%) y la Corporación Financiera Alba, con más del 9%. Los efectos por la caída de la cotización y por los resultados de la constructora española han influido en que la Banca March haya presentado unos resultados negativos por 41,6 millones en el primer semestre, pese a los beneficios de su actividad bancaria.

En este contexto, y después de acuerdos con los bancos acreedores para desvincular la refinanciación de los créditos y la cotización de ACS de la marcha de Iberdrola, la estrategia de Florentino Pérez ha escenificado un giro, que ya se intuía con la reducción de su presencia en la eléctrica en los últimos meses, y que se centra en la «congelación» de sus objetivos en el grupo que preside Ignacio Galán.  Una etapa que ha cifrado en tres años, pero que será menor si la evolución de la energética en Bolsa permite desinversiones sin el castigo que las ventas han conllevado en las recientes operaciones.

Ahora la gran apuesta es otra: la integración con la constructora alemana Hochtief, de la que ACS tiene el 50,4% del capital, sin que se descarte una fusión, dada las posibles sinergias con Dragados, la filial del grupo que opera en esa área. La meta sería, por un lado, consolidarse como unos de los primeros grupos de infraestructuras del mundo, y por otro, mejorar la gestión de la compañía alemana, que ha presentado pérdidas por 49 millones de euros en el primer semestre.

Se trata de un fuerte reto, pero los directivos de ACS entienden que deben ganarse, además de a los accionista, el favor del mercado -pierden en Bolsa más del 32% en el año-. Pero el panorama es aún muy complejo. Mientras algunos analistas temen un posible efecto de presión vendedora sobre el valor por la suspensión del dividendo, entre otras causas, los expertos de Inverseguros destacan el impulso aportado a la actividad por la incorporación de Hochtief, aunque puntualizan que el negativo efecto en la deuda y en el balance por la inversión en Iberdrola no se ha resuelto.

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