¡Buenos días!

04/09/2012

diarioabierto.es.

Tengo sueño, tengo cansancio, tengo una paciencia de Santo. No voy a pensar en nada, solo voy a mirar, que mirando uno puede imaginar. Me despierto como me gusta con la luz de la temprana mañana que a tantos asusta. Muevo la cabeza, muevo un pie, muevo la tibia y el peroné. Abro y cierro , cierro y abro, los ojos se espabilan con mi cuerpo me escalabro. Miro hacia un lado, miro hacia el otro, miro la figura negra de aquel otro, de mi pegatina hablo a mi perro me refiero al sueña sin despertar, y me acerco para oír su respirar. Sigue vivo el destroza piernas, mientras el otro perro ya no duerme, al salir el sol su cometido piensa que es «muerde», parece que va con la ley y ladra apartir de las ocho, aunque más de un vecino querría que fuese un perro pocho.

Aaaaahhhh, estirar, estirar…espabila que el día va a empezar. Miro la zona de las zapatillas, vaya mira que manías, «pues hoy me pongo estas» me da igual todas son mías. Una sonrisa a mi chucho, que duerme a saber donde cada noche, pero mucho. Venga perro espabila, que no pierdas la modorra del grande que sino la lías.

Bajo las escaleras, me gusta mover el pie, el tobillo se estira y la pierna también. Me gusta la cocina medio a oscuras, esas bonitas líneas de luz son una locura. Empieza el rito de las persianas, la cocina primero, la sala después y la ultima la más cercana a la puerta de entrada, donde me quedo mirando como unas patas aparecen y una cabeza detrás con un estiramiento de los de verdad. Sonrío.

Lleno la jarra calienta el agua, voy a la puerta mientras el perro ladra. Oye la puerta y viene como un rayo, el pequeño corriendo se mete al socayo. Se buscan, se besan, se saludan y se miran, mientras a mi me dan los Buenos Días, se acomodan mientras la puerta está abierta y así la brisa de la mañana nos despierta. Cojo la bandeja, la tetera también, manda el Té rojo, mientras me quedo pensando que taza cojo. Colección de tazas para amenizar el rato, todos los días no hay un mismo trato. Cuando el agua caliente a la tetera cae, los perros sus orejas alertan porque algo ese ruido les trae. Unas galletitas en forma de hueso, corazón, pez , trébol y casa les hacen babear y cada uno se sienta donde saben que se las voy a dar. Hoy para ti te doy un corazón, una casita y un trébol así buena suerte te doy, la vuelta me doy y miro los ojos de pena, dame, dame del otro truhan, que como es pequeño menos desayuno hay, toma un pez, tu te comerías toda la caja a la vez. Hasta luego grandullón, la puerta se cierra como un portón.

La bandeja cojo, con la taza y el Té rojo. Subo a la habitación, una pequeña mesa es su lugar de posición, ahí te quedas y la terraza abro, salgo, siempre salgo, miro el verde y el sol me envuelve. Un vecino ya está regando, bonito sonido del agua me va concentrando. Entro y el Té rojo me apasiona, como me gusta mi elección de la taza de mi colección. Despacio, despacito desayuno. Las noticias me informan ahora pero no me trauman ni me quitan la calma. Tiempos más tarde lo harán aunque no quiera tu alma.

Corre, pero corre, vamos a despertar, a todo el mundo hay que espabilar. Abro puertas y tú entras. Abro persianas y tú presionas. Todos saltando sobre la cama un esbozo de sonrisa saca, por mucho que digáis que NOOOO, la juerga trabajada por la mañana el buen humor sonsaca.

Septiembre llegó y el año nuevo empezó.

GLORIA FUERTES:
– ¿Tu qué haces?
le preguntaron
-Hago reír.
-¡vaya cosa!
-No digas que ¡vaya cosa!
Es la cosa más hermosa,
hacer reír a los niños,
hacer reír a la esposa.
¿ Lo haces tú?.

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