El Gobierno argentino ha puesto en marcha un plan para dar un giro radical al sector eléctrico que se ha enfrentado en los últimos meses a problemas financieros y de suministro. Son temas que están sirviendo de argumento para desarrollar un programa que, según medios empresariales del país andino, va a suponer en principio la intervención de la gestión de las compañías. Esta estrategia parte del viceministro de Economía, Alex Kicillof, quien ha contactado con las asociaciones y empresas afectadas como primer paso para elevar el control en temas como las inversiones, deuda y el reparto de beneficios. Esta decisión afecta en el área de la distribución, entre otras, a Edesur, la filial de Endesa-Enel, así como a sus centrales de generación Dock Sud y Costanera.

Los mismos medios destacan que el método que ha puesto en marcha es similar al desarrollado en el sector del petróleo, que causó preocupación y malestar entre las empresas afectadas, ya que permite al Gobierno intervenir en la producción de gas y petróleo.  Por otro lado,  el demandado aumento de las tarifas que ha provocado, según las empresas, la deficiencia de las redes y del suministro, será otro aspecto de la competencia de Kicillof dentro del proceso inciado.

En realidad esta política es en parte una continuación de la intervención de Edesur en julio, después de que la filial dejase de pagar deudas por 148 millones de pesos.