Después de una larga batalla frente al anterior Gobierno para lograr el alargamiento de la vida útil de la central nuclear de Garoña, las eléctricas propietarias de la instalación –Endesa e Iberdrola-, que la controlan a través de la sociedad Nuclenor,  no han solicitado la renovación de la explotación de la planta después de haber conseguido que el actual Ejecutivo aprobase la deseada medida. Y no l0 han hecho pese a que hoy jueves 6 de septiembre expiraba el plazo para pedir la citada renovación de las licencias. Y es como las compañías han manifestado, casi siempre oficiosamente, lo que iba a suponer un «regalo» para el sector ha perdido de momento su atractivo.

La causa de ese giro es la «incertidumbre regulatoria» que afecta al sector con la ley que regulará la actividad eléctrica estancada, entre otras causas, por las divergencias entre el Ministerio de Industria y el de Economia. Con esta situación de fondo y ante la posibilidad de que se apliquen fuertes tasas a la generación nuclear,  a las empresas no le salen los números ya que tienen que invertir del orden de los 120 millones de euros para su remodelación. En el comunicado de Nuclenor a Industria se pone de manifiesto que desconoce cómo le afectaría a la central burgalesa las nuevas condiciones que podrían establecerse para la generación nuclear.

No obtante, no se renuncia para siempre. Por ello, si se despejan «las incógnitas en torno a la viabilidad económica de la planta, se  podría solicitar la renovación». Nuclenor destaca además que  Garoña reúne las condiciones para continuar operando de una manera «fiable y segura», como han reiterado tanto el Consejo de Seguridad Nuclear como la Agencia Internacional de la Energía Atómica.

El Gobierno de  Rodríguez Zapatero optó por cesar la actividad de la central de Garoña para julio de 2013,  pero el actual ministro de Industria, José Manuel Soria, revocó dicha orden.