Varias reuniones del BCE han transcurrido de las que se ha comentado que sería “la decisiva”. Y varias han sido las decepciones que los inversores se han tenido que tragar, porque tras mucho esperar y esperar, el BCE poco daba, salvo buenas palabras. Ayer tocaba decidir, anunciar, esperanzar y Draghi decidió, anunció y esperanzó.
No ha habido grandes sorpresas en su discurso: sí, comprará deuda; sí, será a corto plazo (hasta 3 años) y en el mercado secundario; sí, habrá condicionalidad. Lo cierto es que el presidente ha encontrado la manera de tener contentas a todas las partes (a unas más que a otras, todo hay que decirlo). Por un lado afloja la soga que se ceñía sobre el cuello de los países periféricos, a la vez que mantiene sin mácula las exigencias de su mandato y hace concesiones hacia Alemania para que ésta no sienta que ha perdido el pulso. El hecho de que no vaya a aumentarse la oferta monetaria (el BCE drenará del sistema la cantidad que por otro lado se inyecte con las compras de bonos) y la estricta condicionalidad anunciada para la concesión de las ayudas son guiños hacia Alemania, para que la locomotora europea no se enfurruñe y dé el visto bueno al programa.
¿Y ahora qué? El mercado ha ganado tiempo, tiempo muy precioso para que otros mecanismos que intentaba poner en marcha para salir de la crisis pudieran empezar a surtir sus efectos. La medida supondrá un alivio para las cuentas de los estados y permitirá que los mercados de crédito se hagan un poco más accesibles para las empresas.
El hecho de que el programa de Draghi se centre en los plazos más cortos de la deuda tiene algunas implicaciones. Para empezar , no incidirá de manera tan directa en la moderación de la prima de riesgo y a priori tampoco afectaría demasiado a la rentabilidad del bono a 10 años. Es previsible que algunos inversores empiecen a fijarse en los tramos más largos de la curva ahora que los cortos perderán atractivos, aunque creemos que este impacto será moderado.
No nos engañemos: esto no es el fin del camino, sino más bien el descubrimiento de uno nuevo, que será largo de recorrer. El resultado del BCE no supone que los fundamentales macroeconómicos o las cuentas de las empresas vayan a mejorar de la noche a la mañana. Esa es la próxima batalla a librar. Y se presenta dura.
Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.