La decisión de Iberdrola y Endesa, propietarias al 50% de la central de Garoña, de no solicitar la prórroga para la citada planta nuclear no es una anécdota y puede no ser un hecho aislado. Fuentes de las eléctricas señalan que las inversiones en España serán residuales o en mantenimiento, y que no emprenderán ningún proyecto hasta conocer si las condiciones, que afectarán tanto a las instalaciones ya en funcionamiento como a posibles nuevos activos, son aceptables. Los mismos medios reiteran que no se trata de un órdago al Gobierno, sino que, por ejemplo, con los datos hasta ahora conocidos ni siquiera es rentable abordar el alargamiento de una nuclear, batalla en la que se habían empleado a fondo frente al anterior Ejecutivo.

Otro argumento utilizado es que la banca es reacia a conceder préstamos si no están cubiertos en la medida de lo posible los riesgos y asegurada una tasa de rentabilidad aceptable para los proyectos. Las eléctricas tradicionales, pero también las de energías renovables, quieren tener sobre la mesa el tipo y la cuantía de las tasas que se van a aplicar a la generación para fijar sus estrategias. Porque lo que sí asumen es que las habrá para contener el déficir tarifario que se eleva a 24.000 millones de euros.

En esta línea, el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, ha cuantificado en 6.000 millones de euros el déficit de tarifa previsto para el ejercicio, pero ha añadido en que su departamento mantiene el objetivo de acabar el próximo año con el desequilibrio entre los costes e ingresos del sistema eléctrico. Soria cifró en 2.200 millones de euros el coste anual que deberá afrontar la tarifa eléctrica para hacer frente a las amortizaciones y a los intereses asociados con la deuda del sector. Como consecuencia, las medidas para  lograr el equilibrio en el sistema serán en base a tasas  adicionales y al recorte de las primas. Y admitió que si toda la carga se trasladase a las eléctricas, estas empresas se verían abocadas a la «quiebra»

El titular  de Industria ha cifrado además en 3.580 millones de euros la cuantía conjunta de las medidas ya puestas enmarcha para contener el déficit, entre las que están  la moratoria a las renovables y el recorte a la retribución por la distribución a las eléctricas.

No obstante el grueso de los cambios está por llegar a través de la nueva ley que ha quedado paralizada en parte por las divegencias entre Hacienda e Industria. En medios empresariales se estima que podría haber sido positivo el aparcamiento de esta reforma,  si esto supone que se reducen y se cambian, entre otros temas, las tasas que se iban aplicar a la generación nuclear e hidráulico. Sin embargo, y pese a las advertencias en las escasas reuniones que los directivos han mantenido con miembros del Ejecutivo, creen que las incertidumbres se mantienen -no acudir a la prórroga de Garoña es una prueba de ese sentimiento- por lo que avisan que si la normativa que  sale a la luz es similar a los borradores conocidos se paralizarán las inversiones y afectará al empleo.

Hay otros temas relevantes, y van desde el posible mantenimiento del céntimo verde, aspecto que perjudica a Gas Natural, o si es posible cerrar plantas si no está garantizada una rentabilidad mínima por las escasas horas en entrada en funcionamiento de las centrales. En este contexto, Iberdrola ha retrasado la presentación de su plan de negocio para los próximos años, previsto para julio, hasta que no se apruebe el marco normativo. Hay incluso dudas sobre el desarrollo de las llamadas redes inteligentes en distribución. En cualquier caso todo apunta a que las compañías enfocarán sus inversiones en el exterior, que ha permitodo el mantenimiento e incluso el alza de los beneficios en los últimos dos años.

Además de las diferencias entre Soria y Montoro, los posibles problemas legales -como las demandas de los fondos que han invertido en energías renovabloes y los gestores que han colocado estos productos- es otro obstáculo para la ley. Ahora parece que se opta por aplicar similares tasas a todas las tecnologías de generación y que las rentabilidades de las  solares se rebajarán pero de forma moderada.

Con todo,  lo que parece  no tiene una vuelta atrás fácil es lo de Garoña, por más que Ibedrola y Endesa, a través de Nuclenor, se hayan mostrado dispuestas a apostar de nuevo la planta. La decisión tomada esta semana obligaría a  Industria a aprobar otra orden ministerial y abrir de nuevo el proceso ante el Consejo de Seguridad Nuclear. Todo esto puede significar que la nuclear se cerraría en julio de 2013, como preveía el Gobierno de Zapatero.