Septiembre siempre me pareció un mes maravilloso para estrenar cualquier cosa: un nuevo amor, un nuevo proyecto, nuevos versos o canciones. Yo he escrito un poema preciso y precioso para este mes de septiembre, y lo quiero compartir a modo de agradecimiento a estos 30 días que tiene septiembre, se titula:  Los 30 días de septiembre.

Llegó septiembre acariciándonos con sus letras y sus días.

Abriendo la herida de un futuro y cicatrizando un pasado.

Llegó septiembre queriendo ser un enero lluvioso,

tratando de separar la distancia del olvido

como el aceite del agua.

Llegaron los días de café muy caliente. De padres en la puerta de colegíos.

De niños arrastrando mochillas y sueño por las aceras.

Llegó la brisa fría y las lluvias que me recordarán siempre,

a ti. A los días de cristales mojados y felicidad efímera.

Llegó septiembre, el mes que nos camuflará

dentro de un año tristemente olvidable.

Porque la crisis terminará anestesiando nuestra memoria

para siempre.

Llegó septiembre y se irá como si nada.

Con sus 30 días, se irá.

Y llorará lágrimas de sábados y domingos.

Sentirá celos de ese octubre que llega

y de ese agosto que le precede cada año.

Y cada septiembre te amaré más. Como si con él,

se terminasen todos los años, y todos los calendarios del mundo.