Rajoy recuerda a Mas el Juramento Constitucional

19/09/2012

Luis Díez.

Primero el Rey y después el Juramento Constitucional. ¿Pero esto qué es? ¿Tan mal están las relaciones entre los gobiernos catalán y español como para que el presidente Mariano Rajoy haya tenido que echar mano primero del Rey y después del juramento de “guardar y hacer guardar la Constitución”?  No habían pasado veinte horas ni se habían apagado los ecos del llamamiento a la unidad, vía web palatina, del rey Juan Carlos sin que el Gobern de la Generalitat se diera por aludido, cuando Rajoy compareció en el Congreso para responder a las preguntas reglamentarias, y a la primera, formulada con su habitual desparpajo antinacionalista por Rosa Díez sobre si considera correcto dar 6.000 millones de rescate a la Generalitat para “financiar la secesión”, el presidente no dudó en invocar su obligación y, por consiguiente, la de los gobernantes catalanes de CiU, de “guardar y hacer guardar la Constitución”. ¿Era esto necesario? ¿No están sacando el asunto de quicio entre separadores y separatistas? ¿Qué dejarán para mañana, es decir, para el próximo conflicto?

Si la cuestión catalana estalló en el primer pleno de control al Gobierno, tras la manifestación de la Diada del 11 de Septiembre, de marcado signo independentista, y el presidente Rajoy se limitó a pedir calma después de decir en TVE que no era el momento de “líos ni algarabías” sino de unidad y colaboración para salir de la crisis, la tensión, lejos de amainar, parece ir en aumento. La afirmación de Soraya Sáenz de Santamaría de que “con Cataluña hay que hablar en frío” se ha visto desmentida por los preparativos tan desmesurados como aparentemente exagerados que La Moncloa ha promovido para recibir el jueves al honorable Artur Mas.

En un encomiable afán de bajar la pelota al suelo, el diputado de CiU, Pere Macías, planteó a Rajoy una ristra de agravios que van desde el incumplimiento del pago del Fondo de Competitividad (719 millones de euros) a la negación de la administración de la casilla del 0,7% del IRPF, pasando por la muy desequilibrada balanza fiscal y terminando en el “desaire” de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut. “Ya recordarán –dijo– quien recurrió el Estatut”. Y del mismo modo recordarán quién respaldó las medidas de ajuste del déficit cuando el PP votó en contra para tumbar a Zapatero, anteponiendo los intereses partidarios y electorales a los del Estado español, añadió. Por tanto, lecciones de responsabilidad y unidad contra la crisis, ninguna, y menos desde el PP. “Lo que pasa es que una mayoría de catalanes no está satisfecha con el trato que recibe del Gobierno español y lo ha demostrado con civismo”, añadió Macías antes de citar a Vicente del Bosque para subrayar que “cada pueblo debe tener la libertad de elegir”.

Los argumentos del de CiU sirvieron a Rajoy para recordar que el actual modelo de financiación de Cataluña “no contó con mi voto” y reconocer que “es mejorable”, pero dicho eso, rechazó de plano el “concierto económico” que, a semejanza del vasco y el navarro, propugna ahora CiU. Y en cuanto a la mega manifestación independentista señaló que “un buen gobernante no puede lavarse las manos” cuando se ve desbordado, sino “tener personalidad”, algo que Artur Mas, al que no mencionó, no parece tener al “dejarse arrastrar” por la riada humana.

Así las cosas, el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, enlazó la respuesta de Rajoy a la manifestación independentista con la “displicente y paternalista” que la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, dispensó a la gran protesta social del sábado, 15 de septiembre, en Madrid. “Ni lo de Cataluña es un lío ni los ciudadanos tienen nada que agradecer a un partido antisocial y a un Gobierno de pésimos gestores”, dijo el secretario general del PSOE antes de afirmar que “ni el Gobierno sabe adonde va ni los ciudadanos quieren seguir por el camino que les llevan”. Respondió Rajoy con el pasado de los polvos y el presente de los lodos. “Con su política de déficit no podíamos seguir; le estamos echando coraje y no le quepa duda de que volverá a hacer crecimiento económico y empleo”. Ojalá sea así. De momento, como manifestó gráficamente la socialista Susana Ross mostrando al ministro de educación, José Ignacio Wert, un taper de plástico de “todo a un euro”, miles de escolares han vuelto a la fiambrera y, por calentarla en el microondas del colegio, en Castellón les cobran dos euros y en Cataluña tres. Sin recurrir a indicadores gráficos, el exsindicalita catalán Joan Coscubiella sólo pidió que de la reunión entre Rajoy y Mas salga un acuerdo de convivencia federal.

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