Con la muerte de Carrillo, me hago una pregunta: ¿serviría en estos tiempos la opción comunista para salir de la crisis? NO.
Con la retirada de Esperanza Aguirre, me hago otra: ¿sirve la opción capitalismo salvaje para salir de la crisis? NO.
Con la estancia en Moncloa de Mariano Rajoy, me surge otra: ¿sirven las medias tintas para salir de la crisis? NO.
Con la oposición de Rubalcaba, las preguntas se me agolpan, y prefiero no enumerarlas porque su respuesta es siempre NO.
Pero, ¡¡por fin un visionario!! Un pastor intelectual que conduce a sus rebaños a los pastos más ricos: Arturo Mas.
Arturito, yo soy vasco y como tal, inmerso en esas contradicciones de que si somos o no españoles, que si la independencia, que si la dependencia, que si el concierto, etc.
Así que, aunque supongo que jamás llegarás a leer esto, te diré que no son horas, ni momentos para tonterías del calibre de las que estás diciendo.
Cataluña tiene un agujero gigantesco, has pedido el rescate, a España claro, y todavía tienes la desfachatez de decir que quieres ser independiente.
Pues, hala, vete, llévate el agujero que tienes y rellénalo con eres en el textil, con eres en la automoción, con una sanidad al borde del caos, con la ruinosa práctica lingüística; rellénalo de archivos de Salamanca, rellénalo con lo que como buen catalán “agarrao” no quieres devolver aunque te lo digan los jueces, como es el archivo del reino de Aragón y todos los legados religiosos que tienes y son de los maños, y sobre todo rellénalo con los bonos soberanos que os están estrangulando porque tenéis que pedir dinero al resto del Estado para devolverlos.
Tarradellas se podía pasear por Zaragoza, Teruel, y por ahí con la cabeza bien alta. ¿Puedes tú? Y era tan independentista o más que tú. No sé si el agujero lo has hecho tú o tus colegas de otros partidos, pero por favor un poquito de seriedad. Ponte a trabajar en serio, reúnete con tus colegas de otras comunidades, con el presidente del Estado, y entre todos sacáis esto adelante y luego ya veremos si sois independientes o no.
Tienes el apellido más apropiado que puede tener un político, Mas, Mas, Mas y Mas. Sois insaciables.
Yo te invitaría, como vasco y defensor de todo lo vasco, y consciente, nos pese lo que nos pese, de que solos no vamos a ningún lado, a un bacalao al pil-pil. ¿Y sabes por qué al pil-pil? Porque esa salsa se elabora lentamente, con cariño, con tesón, con paciencia y sobre todo con perseverancia, que es lo que nos falta a todos, hacer “piña” y perseverar en el trabajo. El aceite pasa de ser una materia viscosa que se escurre entre las manos a una ir (que va) poco a poco cuajando, aumentando su volumen, espesando; no hay que aflojar el ritmo de vaivén de la cazuela, y gracias a la constancia y al trabajo conseguimos que la situación viscosa, y que se nos iba de las manos, se transforme en un manjar con el que disfrutar todos.
Pues eso Arturo, que aprende del pil-pil.
Ah, y antes de la receta, un abrazo a mi amigo Rafael que de tanto soportar el peso de la integridad de España, le han tenido que operar para reforzar la rodilla y no verse derrotado. ¡¡Lo que cuesta mantener la integridad!! Pero como diria el operado, ¡! Vayamos a lo subrayado!!
Bacalao al pil-pil (y consejillos para ligar la salsa)
Para cuatro personas, 4 lomos de bacalao (comprar desalado y nos olvidamos de desalarlo).
4 ó 5 dientes de ajo bien gordos.
Una puntita de cayena si se quiere.
Aceite de oliva del bueno como para cubrir hasta la mitad los lomos
Una cazuela antiadherente con asas o una cazuela de barro.
Primer consejo: la cazuela ha de tener un tamaño donde los lomos puedan bailar tranquilos, no al “agarrao” que decían en mi pueblo, pero sí un poquito “apretaos”, que al menearlos se choquen con el borde de la cazuela.
Segundo consejo: la noche anterior pongo los lomos en la cazuela donde los voy a hacer y los cubro de aceite hasta la mitad de la altura de los mismos, en el cual previamente he frito los ajos y la cayena sin dorarlos.
Los dejo en la cocina, fuera del frigorífico, con los ajos cortaditos en láminas y la puntita de cayena hasta el momento de hacerlos.
Tercer consejo: los lomos con la piel hacia arriba.
Empecemos:
Ponemos la cazuela con el bacalao, reservando los ajos y la cayena, al fuego, que ha de ser muy bajo.
Es muy importante que no fría, ni salgan burbujitas, simplemente que se vea que está caliente.
Se trata de ir moviendo y moviendo la cazuela sin parar, en movimientos circulares. Poco a poco el bacalao irá soltando la gelatina, que es lo que, gracias a los movimientos constantes, ligará con el aceite formando la salsa.
Este procedimiento puede llevarnos mucho tiempo…quizás unos 20 ó 30 minutos, y siempre hemos de recordar que el aceite no debe sobrepasar los 80ºC.
Sabemos que el bacalao está en su punto cuando si aplastamos ligeramente el lomo, este se abre y se ven las lascas perfectamente sueltas.
En el momento de servir, colocaremos los ajos que habíamos reservado por encima.
Más consejos:
Vamos a suponer que la salsa no liga ni a la de tres. Seguramente sea porque el aceite está demasiado caliente. Lo que haremos será echar unas gotas de agua fría al aceite para que baje la temperatura.
Si aún así no hay manera de que ligue, esperamos a que se temple el aceite y lo echamos al vaso batidor. Colocamos el brazo de la túrmix apoyado en el fondo y ponemos a potencia máxima sin mover el brazo de manera que las cuchillas toquen el fondo del vaso.
Cuando empiece a espesar empezamos a mover el brazo de abajo a arriba hasta que la salsa esté perfectamente emulsionada.
Este método es bastante eficaz, pero el pil pil queda demasiado espeso, y el tradicional no debe quedar así, pero siempre podemos decir “Mi madre lo hacía así”.
Y por último, la auténtica trampa para hacer un gran bacalao al pil-pil: cuando ya tenemos hechos los lomos de bacalao y han soltado la gelatina, los retiramos a otra cazuela y el aceite lo echamos en una jarra.
Ahora, como si hiciésemos un alioli, vamos echando el aceite en hilo, lentamente en la cazuela del bacalao que está a fuego muy bajo, y vamos a ir ligándolo moviendo la cazuela en movimientos circulares.
Ligamos y ponemos más aceite, ligamos otra vez y así hasta que nos quedemos sin aceite en la jarra.
Los entendidos dicen que esto es una aberración, pero es simplemente otra forma, no convencional, de hacerlo.
¡BUEN PROVECHO!
Patricio Sesma Granell, es director del restaurante Bokado de Madrid
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