El Popular elude la nacionalización pidiendo a sus accionistas un esfuerzo de 2.500 millones

01/10/2012

Miguel Ángel Valero. Registrará pérdidas de 2.300 millones este año tras sanear aceleradamente 9.300 millones y sin contemplar plusvalías extraordinarias por alianzas en tarjetas, consumo y banco online

En 1967, el Banco Popular respondió a los intentos de nacionalización de la gran banca por parte de la dictadura del general Franco con la creación de las Popularinsas, sociedades que controlaban las cinco filiales regionales, que aportaban el 80% de los resultados del grupo. Fue una maniobra muy inteligente del equipo del ya fallecido Luis Valls, aunque la fórmula dio un mayúsculo susto en abril de 1987 por culpa de los March, que intentaron hacerse con el control del Popular a través de estas sociedades, en lo que se ha considerado como la primera operación de tiburoneo bursátil en la banca española. Casi medio siglo después, Ángel Ron, el mismo presidente que integró las filiales regionales en la matriz para mejorar la eficiencia, responde a otra amenaza de nacionalización con otra operación brillante, diseñada en un tiempo récord, y que incluye una ampliación de capital de hasta 2.500 millones de euros.

Toda esta historia comienza el viernes, cuando Economía y el Banco de España hacen públicos los resultados del examen a la banca coordinado por Oliver Wyman. Si en el escenario base (el más probable) el Popular registra un exceso de capital de 677 millones, en el adverso (que tiene menos del 1% de probabilidad de hacerse realidad), aparece con unas necesidades de 3.223 millones. Dinero que el Popular debe reunir antes del 30 de junio de 2013 si no quiere ser nacionalizado.

La Comisión Delegada (formada por consejeros no ejecutivos) se reunió el viernes por la tarde para analizar la situación. El sábado por la mañana el Popular enviaba ya invitaciones a bancos de inversión para la ampliación de capital. Y antes de que acabara la jornada ya tenía 12 ofertas, que triplicaban la cifra prevista para la operación. El consejo de administración, que controla el 42% del capital (la cifra más elevada de la banca española), respalda el plan. Los grandes accionistas previsiblemente acudirán a la ampliación y, en todo caso, mantendrán sus participaciones actuales. Con la cotización actual, la operación es muy atractiva también para los accionistas particulares, ya que ofrece una rentabilidad del 14% en 18 meses.

Una discrepancia de 5.800 millones

El Popular discrepa del examen de Oliver Wyman, entre otros motivos porque no tiene en cuenta el incremento en la generación de margen de explotación entre 2012 y 2014, que tiene un impacto en capital de 2.000 millones; tampoco considera el plan de negocio presentado el 6 de junio, con plusvalías por venta de activos (impacto de 1.500 millones), el aumento de capital por la adquisición del Pastor (700 millones), el canje de instrumentos de capital y otras medidas de optimización de balance (400 millones); y la menor pérdida esperada como resultado de menores reclasificaciones, refinanciaciones e importe de pérdidas esperadas ya deducidas de las ratios de capital de 2011 (1.200 millones). Una diferencia nada baladí: 5.800 millones de euros. Sobre todo cuando Oliver Wyman habla de unas necesidades de capital de 3.233 millones, las mayores del sector, sin contar las entidades ya nacionalizadas.

Pero en lugar de discutir si son galgos o podencos, el Popular se ha puesto manos a la obra y en un fin de semana ha diseñado un plan de negocio nuevo (en realidad, una revisión del elaborado en junio), que forma parte del de recapitalización que debe someterse a la autorización del Banco de España.

No queremos protestar, ni mucho menos criticar a Oliver Wyman. No estamos de acuerdo con los resultados, pero los asumimos. No queremos hacer ruido, porque sería malo, no para el banco, sino para España”, explican en el Popular. Hay sitio para la ironía: “tanto stress test es estresante”.

‘Banco malo’ interno

Además de la ampliación de capital con derecho de suscripción preferente para los actuales accionistas, el plan de negocio, que reafirma “la inequívoca apuesta por la independencia” y la no apelación a ayudas públicas, contempla anticipar al máximo los saneamientos a este año, hasta los 9.300 millones (7.700 millones en el plan anterior, y 2.000 millones en 2011), 3.300 millones contra patrimonio (por la absorción del Pastor) y 6.000 millones contra resultados. Como ya se han hecho saneamientos por 3.000 millones en lo que va de año, quedan 6.300 millones, que se concentrarán en este último trimestre, con algún esfuerzo adicional en los primeros meses de 2013.

Esta anticipación de saneamientos provocará unas pérdidas este año de 2.300 millones, sin considerar plusvalías extraordinarias. Se suspende el cuarto dividendo trimestral, pero se mantiene el compromiso de un payout del 50% y se pagará “lo antes posible” un dividendo a cuenta de los resultados de 2013.

¿Por qué no se recurre a las plusvalías extraordinarias, que bajan a 200 millones cuando el plan anterior hablaba de 1.900 millones? Porque no se quiere destruir valor con ventas a la baja forzadas por las circunstancias. “Vamos a preservar la flexibilidad en la realización de plusvalías para maximizar la creación de valor”, explica Jacobo González Robatto, director general financiero del Popular. El banco tiene muy avanzada una alianza para que un socio asuma el 50% de los negocios de tarjetas y de crédito a consumo, una operación muy vinculada a la que se pretende con bancopopular-e.com. “Hay muchas muestras de interés, pero no queremos malvender”, insisten en el banco. También está la venta del 50% del negocio asegurador en Portugal.

Otra medida es la creación de un ‘banco malo’ interno para una gestión “más proactiva” de los activos problemáticos. Aquí lo que hace el Popular es adelantar la implantación en España de un modelo que le ha dado buenos resultados al grupo tanto en Portugal como en Estados Unidos, y aprovechar que el saneamiento acelerado permite bajar precios. La exposición total del Popular en créditos a promotores es de 21.400 millones de euros (el 62% con garantía) con una morosidad del 23,5%, y 9.600 millones en adjudicados.

Otras opciones

Como el objetivo no es sólo eludir la nacionalización, sino “generar valor para nuestros accionistas en el medio plazo”, el Popular pone en marcha la ampliación de capital como “alternativa preferida”, pero con un importante matiz: “manteniendo total flexibilidad” respecto a otras opciones. Entre ellas, una colocación acelerada, que no gusta porque supone descuentos de entre el 5% y el 10%, no tiene derecho de suscripción preferente para los accionistas y sólo vale para un volumen pequeño (500 millones, frente a 2.500 millones de la ampliación).

Aunque pueda sonar como herejía en un banco que no quiere ayudas públicas, el Popular no descarta recurrir a los bonos convertibles (CoCos) suscritos por el Frob, siempre y cuando se devuelvan antes del 30 de junio de 2013 y se cierre, por tanto, la puerta a una nacionalización. Otra opción es el CoCo privado, que gusta («sería lo ideal«, insisten en el banco) porque no diluye al accionista, pero tiene el problema de que ni el Banco de España ni Basilea III lo consideran capital principal.

Previsiones

Con el nuevo plan de negocio, y a falta del nihil obstat del Banco de España, el actual accionista del Popular, y el nuevo inversor, tienen claro que este año se pueden registrar pérdidas de 2.300 millones (sin considerar plusvalías extraordinarias) por los saneamientos acelerados (sin ellos habría 700 millones de beneficios); resultados positivos de 500 millones en 2013, que ascenderían a 1.400 millones en 2014. Un resultado antes de provisiones de 7.200 millones acumulado entre 2012 y 2014, lo que supone una rentabilidad sobre fondos propios del 14% dentro de dos años.

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