Del verbo modular

03/10/2012

diarioabierto.es.

Oigo en la radio que en un instituto de Madrid dos clases de la ESO están sin profe de matemáticas desde que empezó el curso, otro sin la ‘seño’, que se decía antes, de Física y Química, de baja maternal aún no cubierta, en un colegio falta la maestra de primero de Primaria y en un centro de formación profesional el tutor de un grado medio. Leo en el periódico que en la universidad pública un máster de Economía Internacional que costaba dos mil euros pasa a 5.900, otro de Ciencias Farmacéuticas pasa de 1.981 a 3.900 y que el quinto curso de Biológicas, por ejemplo, duplica sus tarifas de mil a dos mil euros. Escucho en casa que a Concepción, después de un año, le han concedido ayuda a domicilio en los papeles pero nadie ha venido todavía a colaborar en las tareas del hogar. Simplemente no hay personal.

Tengo amigos del alma (¿quién no?) en paro, otros que además agotaron la prestación y antes su paciencia y se buscan la vida como pueden. Me entero de que hay 15.000 solicitudes para 150 puestos de trabajo de no importa qué, sé de otros, a quien se tiene por privilegiados por tener un empleo, con la nómina mermada, compruebo que sólo en los tres primeros meses del año más de 18.000 familias se han quedado sin su casa a causa de los desahucios. Derecho al trabajo, a la educación, a la vivienda, a la sanidad que, lejos de modularse, se pisotean en nombre del sagrado cumplimiento del déficit financiero. Es decir, saqueo de servicios que han pagado con sus impuestos los ciudadanos para saciar la voracidad de los bancos. Y, como ni así llega, ‘solo’ ¾que hasta ahí llega la desvergüenza de algunos¾ 40.000 millones de dinero público para sanearlos. Botones y más botones.

Acaso no le valgan de muestra sólo a quien no quiere ver que la calle arde mientras el presidente que hasta bromea con el rescate espera, como siempre,  que llueva para que se apaguen por sí solos los incendios. En Portugal el clamor social ha servido para que el Gobierno se replantee los recortes sociales. En España para condecorar al responsable de los excesos policiales, con paga de por vida incluida, para que Mayor Oreja reivindique aquella televisión que daba buen fútbol el Primero de Mayo para que no se saliera de casa y para que la delegada del Gobierno pida que, en vez de velar por un derecho básico de la democracia, como es el de manifestación, se module.

A veces las comparaciones más que odiosas son elocuentes y ciertamente desoladoras. Que nadie de su partido haya, no digo ya descalificado, sino al menos matizado la barbaridad de proponer que no se emitan las protestas para no incitar a sumarse a ellas (¿hay algo que incite más que estas cacicadas?) delata una absoluta complicidad en este signo inequívoco de autoritarismo. Lo peor es que no sorprende cuando la manera de afrontar el creciente malestar de la sociedad se limita a elogiar a quienes callan, como si el silencio fuera sinónimo de aprobación, y a reprimir a quienes no lo hacen. Y encima luego das mala imagen. Ya lo saben. A la próxima protesta de lentejuelas o frac.

¿Te ha parecido interesante?

(+4 puntos, 4 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.