Juzgan la muerte de una mujer contaminada por la ropa de trabajo de su marido

09/10/2012

Luis Martínez. Dos mujeres –una de ellas fallecida- contrajeron cáncer de pulmón tras verse obligadas a lavar los monos de trabajo, contaminados por amianto, de sus maridos.

Un acto tan inocente como lavar la ropa puede acabar escondiendo una trampa mortal. Así le sucedió a Milagros Sánchez, una mujer fallecida, en abril, después de que durante años, se viera obligada a lavar el mono, contaminado por amianto, de su marido, un trabajador de Uralita, también fallecido en 1983. Junto a la muerte de Milagros Sánchez también se juzga la responsabilidad de la empresa en la enfermedad de una segunda mujer.

Los familiares de Milagros Sánchez acudieron este martes a los Juzgados de la Plaza de Castilla de Madrid para asistir al primer día del juicio contra la empresa Uralita, cuya planta de Getafe empleaba a los dos operarios, cuyas mujeres contrajeron un mesotelioma pleural, un tipo de cáncer de pulmón que se relaciona con la inhalación de fibras de amianto. Este material, hoy prohibido, tuvo un uso muy frecuente hace años la fabricación de productos de Uralita.

La enfermedad de las dos mujeres tiene su origen en la exposición a las fibras de amianto que estaban presentes en la ropa de trabajo de sus maridos, según sostiene CCOO. El sindicato asegura que las dos mujeres se veían obligadas a lavar los monos de sus maridos, pues Uralita no se encargaba de hacerlo en el centro de trabajo. “Tal y como aconsejan las más elementales normas de seguridad e higiene”, subrayan.

La reclamación judicial considera a la empresa responsable de los daños causados en la salud de estas mujeres por la exposición al amianto. Y por no haber tomado medidas preventivas. “A pesar de conocer los efectos devastadores de este agente cancerígeno”, agrega el sindicato.

Ropa blanca y dura como una piedra

Poco antes de morir, la propia Milagros Sánchez reveló algunos detalles sobre el caso a la periodista Carmen Briz. “La ropa de trabajo llegaba blanca y los pantalones del uniforme se tenían en pie”, afirmó.

Pero no solo la mujer del trabajador entraba en contacto con las mortales fibras. “Recuerdo a mi padre cuando venía del trabajo, con el mono puesto, la chaquetilla y el pantalón gris. Entraba por la puerta, me enganchaba a su cuello y, a veces, hasta comía conmigo encima”, explica su hija, Milagros Álvarez, en el mismo reportaje.

En 1983, la afección que terminó en abril con la vida de la mujer se cobró también la vida de su marido.

Uralita se sienta por primera vez en el banquillo acusada por la muerte de la mujer de un trabajador. Sin embargo, el Juzgado de lo Social número 15 de Madrid ya condenó a la empresa al pago de indemnizaciones, valoradas en 1,7 millones de euros, en 2012, a 23 extrabajadores de las plantas de Getafe y Ciempozuelos que enfermaron por la falta de medidas preventivas, informa CCOO.

España prohibió completamente el uso del amianto en 2001. Pero, desde 1940, según CCOO, se conocen sus efectos mortales. “Casi ningún trabajador llegaba a hacerse mayor, ninguna llegaba a jubilarse”, apuntan.

Entre los años 1997 y 2011 han fallecido en España 2.932 personas por causa de un mesotelioma pleural. Las cifras oficiales, no obstante, solo imputan 159 de estas muertes al uso del amianto.

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