Un frontón. Eso fue Montoro en la sesión parlamentaria de control al Gobierno de este miércoles, santos Ángel y Tomás de Villanueva. Le preguntó Uxue Barkos por qué maltrata a Navarra en el Presupuesto de 2013, reduciendo la inversión de 187 a 24 millones de euros. Y respondió él: “No hay más dinero para inversión pública, señoría”. Le preguntó el socialista Ramón Jaúregui por qué invade las competencias vascas en Educación y Sanidad, tratando de imponer unos recortes inaceptables y además no se ocupa del diálogo autonómico, como corresponde a su cargo de responsable de política territorial, lo que ha hecho saltar por los aires el Estado autonómico. Y respondió él que no hay invasión competencial “ni tentación recentralizadota”. Incidió el socialista vasco Odón Elorza en la ruina que supone el abandono de proyectos tecnológicos estratégicos en el País Vasco contra la crisis como el Centro de Innovación Alimentaria, el de Impalación de Neutrones y otros, incluido el AVE, y reiteró Montoro: “No hay dinero, señoría”. Le preguntó el socialista andaluz Javier Barrero, sobre la reconsideración del reparto del déficit autonómico y de la financiación, que perjudica injustamente a Andalucía, cuya deuda es del 10,7%, muy por debajo de la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, e incluso Galicia, con el 13,3%, y le contestó Montoro que “estamos trabajando en ello” y dio a entender que habrá reconsideración y apoyo del fondo de liquidez autonómico.

En la respuesta a Barrero exhibió Montoro el leve movimiento de cintura derivado del compromiso con el PSOE de salvar la V Cumbre de Presidentes, celebrada hace una semana. Y en todas las respuestas introdujo “felicitaciones” a los gobiernos de Navarra, Euskadi y Andalucía por mantener sus compromisos de reducción del déficit público para que la financiación fluya, la prima de riesgo baje a 200 puntos básicos y el crédito llegue a las empresas a fin de que puedan trabajar más y exportar más. Pero salvo esa leve inflexión hacia Andalucía, derivada del tactismo político previo para soliviantar gratuitamente a los andaluces, Montoro ni siquiera hizo un gesto de dolor por los guantazos que le arreó Cayo Lara para hacerle ver que sus Presupuestos “vuelven a caldear las calles, generan más paro, arruinan el país y discriminan a los españoles en beneficio de los banqueros y los especuladores”. El de IU le lanzó un directo con esa “Marca España” que consiste en la imagen de unos jóvenes “buscando comida en los contenedores de la basura” y largándose de este país. Y Montoro, que lleva el nombre del descubridor cuyo puente y festejo celebramos pasado mañana, se escudó en que IU también gobierna y debe saber que el 63% del Presupuesto es “gasto social”.

Con Rajoy y varios ministros ausentes debido a la cumbre bilateral con François Hollande y su Gabinete, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría respondió a las preguntas de Rosa Díez sobre la probidad política, prometiendo “transparencia” y “reproche penal” a los corruptos, y a la socialista Soraya Rodríguez sobre la recesión del 1,3% que invalida la previsión presupuestaria, diciéndole que “el agujero de la crisis no se arregla en diez meses” y reprochando al PSOE el despilfarro de 8.000 millones en el Plan E. “Con ese dinero se podían revalorizar las pensiones cuatro veces”, dijo. Por cierto, que de la transparencia prometida, nada. Rodríguez reprochó a la vicepresidenta la negativa del Ejecutivo a informar sobre los supuestos contratos de los astilleros gallegos con la petrolera mexicana Pemex, sobre el coste de las auditorías bancarias realizadas por Roland Berguer y Oliver Wyman e, incluso, a sobre las alegaciones formuladas al proyecto de ley de transparencia. En fin, que de antemano conocíamos el indisoluble parentesco entre secreto y poder.