Rosell, que se desplazó a Logroño para reunirse con el presidente riojano, Pedro Sanz, y con empresarios de la comunidad, declaró que respeta la convocatoria sindical del 14-N, pero ha confiando en que sea «la última» huelga general, porque ésta no es producto de una situación en la que, tras una negociación colectiva, no queda otro remedio.

El presidente de la patronal incidió en la necesidad de mejorar «la gestión». «No nos gustan las ayudas y los subsidios», ha dicho, «lo que queremos mejorar es la gestión, creemos que por la vía de la gestión hay más posibilidades de mejora que por cualquier otra vía», ha explicado.

Rosell ha señalado que a los empresarios no les «gusta demasiado» que les suban los impuestos. Por contra, ha echado en falta hacer «especial hincapié en la reducción del gasto corriente y estructural en las administraciones, donde se puede hacer mucho más, tanto a nivel estatal como autonómico y local».

En definitiva, a su juicio, «es un problema de gestión». «En España, en estos momentos, hay 22.000 organismos que administran dinero público, y hay muchas posibilidades de sinergia, la forma más fácil es que una competencia no sea asumida por muchas administraciones», ha precisado.

Para Rosell, España se «ha habituado a un gasto muy importante en Sanidad y Educación». «Entre 2000 y 2010 se ha multiplicado prácticamente por dos el presupuestos y, cuando en un periodo tan corto de tiempo algo se multiplica por dos, es que las cosas se pueden gestionar de mejor manera», ha añadido.

De cara al futuro, se ha mostrado «optimista», sobre todo, por la buena salud de las ventas al exterior y ha dicho que lo que dará «posibilidades de futuro importantes» será «seguir con reformas estructurales en la administración y en las empresas, y tratar de rebajar el endeudamiento».

Las previsiones de la CEOE apuntan a un decrecimiento del PIB del 1,6% este año y al siguiente, pero «con la posibilidad de que, en el tercer o cuatro trimestre, se pueda remontar».