Con el dinero de un cine para dos, tienes para comer durante una semana. Es decir, que llenas una cesta con comida básica para poder cocinar 7 días del mes. Se dice pronto y pronto le entran a una las ganas de no aparecer más por una sala de cine. Si existe algún culpable de esto, yo diría que es el gobierno. El ocio no debería de ser tan caro, porque es lo que mueve a la gente y a la economía.
Si dejamos de ir al cine porque no nos lo podemos permitir, obviamente todo ese mundo que mueve y crea el cine puede ir desapareciendo, y no sé que será de toda esa gente: actores y actrices que se quedarán en el paro, rodando ahora la película de su propia vida pero por la que jamás verán un solo euro.
No puedo evitar comentar, que dejando a parte lo caro que se ha puesto el cine, nos hacen ver un cuarto de hora de anuncios publicitarios, y tú te preguntas si has pagado para ver una película concreta o unos cuantos anuncios que te dan para terminarte las palomitas antes de que comience la película. Y no exagero, es así, como lo cuento.
Es como si vas a un concierto a escuchar cantar a tu cantante favorito y minutos antes de empezar con las canciones, comienza a hablarnos de tal pasta de dientes o de qué seguro elegir para nuestro vehículo. Creo que la gente se quedaría con la misma cara que yo: ojos abiertos y aburrimiento creciente.
Lo cierto es que en el cine, pasa eso, te sientas en la butaca, te pones las palomitas sobre las piernas, y desde ese momento hasta que la película comienza has devorado la mitad, bebido medio barril de refresco y ya lo único que te apetece es irte al lavabo y luego saber el final de la película porque ya te duele el cuello de mirar la pantalla.
Se ríen de nosotros, creo. No el cine en sí. Sino la gente que ha permitido que se llegue a pagar tanto por una entrada de cine. Y nosotros somos tan tontos que acudimos, pagamos casi 30€ entre entradas y palomitas y nos quedamos allí a que nos pasen anuncios y ya si eso la película que hemos decidido ver.
Antes, ir al cine era divertido, y podías ir cada semana a un estreno. Ahora, si vas un día de las cuatro semanas del mes, te dejas una parte suculenta de tu sueldo, y sinceramente me da pena que esto ocurra, ya que tal vez muy pronto veamos las salas de cine cerradas, o en su lugar grandes espacios para que los políticos sigan ensuciando todo de mentiras.
Es triste, pero el cine no es de pobres. El cine es para la gente que llega a fin de mes. O esa gente que no le importa pagar a precio de oro una película en pantalla grande con previos anuncios de regalo, y palomitas a precio de oro.
Gracias gobierno, o a quien corresponda, por subir el IVA, y por destrozar poco a poco, el único entretenimiento que nos quedaba para dos. Por hacer desaparecer poco a poco el cine-cena, quedando ahora en cena si acaso… o venimos comidos de casa.
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