Corría el año 1918 cuando la firma Mascaró vio la luz en el pueblo de Ferrerías, en Menorca. Pedro Mascaró se dedicaba entonces a fabricar zapatillas de ballet en un modesto taller. Unos años después, Pedro y su hermano crearon Zapatillas Ferrerías y Jaime, hijo del fundador, fue ganando poco a poco cuota de mercado a fuerza de recorrerse la geografía española para dar a conocer su produccto.

En los años ochenta, Jaime Mascaró decide crear una nueva fábrica para expandir industrial y comercialmente la marca. Ese fue el pistoletazo de salida para la apertura de las tiendas, primero en territorio nacional y después, en el extranjero. Actualmente la firma balear cuenta con tres líneas de calzado, Mascaró, Úrsula Mascaró y la más exitosa, Pretty Ballerinas. Tienen 87 puntos de venta en total: 47 en España y 40 en el extranjero. Las hijas de Jaime, Lina y Úrsula Mascaró, son las que se han encargado de la consolidación internacional de la marca, presente en Nueva York, Londres, París, Mónaco, etc. “Las ventas en el exterior representan el 65% de la facturación. Actualmente estamos trabajando en la expansión en Latinoamérica, en Brasil, México y Perú. Y también queremos apostar por Estados Unidos, China y Japón”, explica Lina Mascaró.

La firma produce aproximadamente 550.000 pares al año, de los cuales los más vendidos son las bailarinas. “Hemos mantenido la producción íntegra en Menorca”, afirma Mascaró. ¿Y cómo se sobrevive produciendo en España en estos tiempos globalizados? “Apostando por la calidad, la imagen de marca y por ofrecer el mejor servicio a los clientes. O sea, haciendo las cosas lo mejor posible y con mucha pasión”, añade.

La compañía facturó 54 millones de euros en 2011.