Si no fueran de cocodrilo, resultarían conmovedoras las lágrimas del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, por quitarle la paga de Navidad a los empleados públicos. Cayo Lara preguntó a Montoro cuál será el efecto para el empleo (desempleo en este caso) de la decisión y respondió el ministro en plan lacrimógeno: “Créame que es una de las medidas que más lamenta este Gobierno”. Y añadió: “No es una bajada de sueldo, la recuperarán en 2015”. A lo que replicó el de Argamasilla: “Largo me lo fiáis, amigo Sancho”, y puesto que el interpelado no contestó a la pregunta tuvo el de IU que evaluar en 50.000 puestos de trabajo el impacto en el sector privado del recorte de 5.210 millones de euros a los empleados públicos, a los que Zapatero bajó el sueldo en 2010, se lo congeló en 2011, Rajoy se lo baja en 2012 y se lo congela en 2013 y 2014, al tiempo que regula la aplicación de expedientes de regulación de empleo contra ellos. Recordó el de IU que estamos hablando de médicos, maestros, trabajadores sociales y de la degradación de los servicios públicos para “privatizarlos mejor”. Y pidió al ministro que en vez de dar dinero a la banca lo emplee en evitar la destrucción de esos 50.000 puestos de trabajo que se sumarán a los 800.000 parados más desde que gobierna. “No llame a la huelga, llame al esfuerzo”, le replicó Montoro.

Las cosas de comer, las que importan, estuvieron presentes también en la pregunta del socialista Afredo Pérez Rubalcaba, al presidente Mariano Rajoy, quien admitió que “el año que viene no va a ser bueno, pero será mejor que el 12 para el crecimiento y el empleo”. Puesto que Rubalcaba le preguntó si cree que el Presupuesto del Estado para el año entrante favorecía la creación de puestos de trabajo, el de Pontevedra le contestó con el principio físico de la materia: “Por sí, no crean ni destruyen”, a lo que el cántabro, que es físico, replicó pidiéndole por tercera vez durante la sesión que derogue una reforma laboral que sólo ha servido para facilitar los despidos y crear “un drama social insoportable”. Ahora que hasta la ministra de Empleo, Fátima Báñez, reconoce en cenáculos periodísticos las virtudes del pacto de moderación salarial, Rubalcaba pidió a Rajoy que restablezca el equilibrio entre capital y trabajo, suprima la reforma y vuelva al “pacto de rentas” entre la patronal y los sindicatos.

Como el lector ha podido observar, la huelga general del 14-N sobrevoló la sesión de control al Ejecutivo. Previamente el presidente informó del último Consejo de la UE y afirmó que España no va a pedir el rescate económico este año y “aunque Europa va lenta” y “el mecanismo supervisor es difícil que esté antes del año 14, hoy la ruptura del euro ya no está en juego y el Banco Central Europeo ha hecho una apuesta decisiva” para convertirse en lo que su nombre indica. La segunda huelga general contra la política de Rajoy en diez meses tiene entre sus objetivos la exigencia de una consulta a los ciudadanos sobre la intervención económica a la que estamos sometidos por la UE y el segundo rescate tras el suministro de 40.000 millones para salvar a los bancos dañados por sus negocios inmobiliarios. Rajoy admitió la necesidad de revisar las normas hipotecarias para frenar los desahucios.

El dirigente de ERC, Alfred Bosch i Pacual, formuló una pregunta retórica a Rajoy: “¿Está a favor o en contra de la independencia de Cataluña?” Y el presidente le contestó: “Estoy a favor de que España siga siendo de los catalanes y a vivir juntos”. Bosch exhibió unas papeletas con el sí y el no, utilizadas en las consultas municipales, y tras afirmar que “nadie ha ido a la cárcel” por convocar esas votaciones, quiso saber si el referendo independentista se hará con el visto bueno del Gobierno y si vetará a Cataluña y a Escocia como miembros de la UE. Le contestó Rajoy diciendo que “España es una nación plural y a nadie se nos pide que renunciemos a ser gallegos, catalanes…, para ser españoles. Nada bueno se hace rompiendo la baraja”. Varios diputados del PSC-PSOE utilizaron sus preguntas para poner de relieve la incapacidad de Mas y Rajoy para dialogar y ponerse de acuerdo en vez de añadir problemas a los que ya tenemos.