Redes sociales y emocionales

04/11/2012

diarioabierto.es.

Quien tiene un amigo tiene un tesoro, dicen o decían. Hoy en día, es al contrario. Si tienes redes sociales tienes amigos. Poco a poco vamos cambiando y yo no sé si esta es la evolución de la que se hablaba hace 10 años. Solamente sé, a ciencia cierta, que recuerdo con muchos detalles ese cambio, cuando se pasó de la televisión a Internet. Cuando la gente empezó a gastar su tiempo frente al ordenador, muchos buscando el amor o la amistad o simplemente pasar un rato divertido tecleando, dándose a conocer solamente con palabras, con frases hechas y que aparecían en nuestras pantallas casi por arte de magia. Y esa magia se llamaba: Internet.

Desde que las redes sociales han dado el puñetazo sobre la mesa, y han dicho: estamos aquí… son muchas las personas que se relacionan única y exclusivamente mediante estas redes. Dejando su vida real, en un segundo plano y llevando esa vida virtual a su rutina y acoplando su afán por ser feliz a esa rutina de redes sociales, donde si estás ahí es porque “existes” y eres alguien.

Antes, en las redes sociales éramos nombres inventados, los llamados “nick” o “apodo”, ahora la gente ya se muestra de nombres y apellidos, importando bien poco ese anonimato, que creo que era la esencia de Internet: te conocían y te reconocían por un nombre extraño y que no consta en ningún DNI, eras único en Internet con ese nombre, tenías una identidad solamente creada por ti mismo, pero parece ser que esto está desapareciendo también poco a poco, convirtiéndose la “red” un poco menos anónima y un poco más directa y sensible.

Y es por esto que las redes se han vuelto más emocionales, porque se han convertido de repente, en ese primer plano de nuestra vida, como si nuestra cuenta de Facebook o Twitter formase ya parte de nuestro ADN, o de nuestra identidad, y si nos machacan o nos insultan dentro de esas cuentas es como si trataran de ensuciar también nuestros nombres y nuestra persona.

El anonimato se ha perdido y por eso las emociones fluyen y a veces chocan contra nosotros mismos. Atrás a quedado refugiarnos en un nombre inventado y decir lo que pensábamos, ahora es difícil esconderse tras un apodo, porque tu nombre está registrado en la red de las redes, o porque tu rastro se puede seguir desde cualquier motor de búsqueda.

Desde que esto es así, mucha gente abandona las redes sociales, porque han pasado a ser emocionales hasta el punto que hacen daño. De lo emocionales que son, te llegan a hacer daño, te hacen sentirte solo, sentirte marginado, sentirte diferente. Y es por ello, que muchas personas terminan extinguiendo las redes sociales de sus vidas. Y es curioso porque cuando una red social dañina desaparece de tu vida, todas esas emociones que te hacían daño, regresan para beneficiarte.

Es lo que tiene la red, que es buena siempre que se consuma en su justa medida.

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