Seguramente no era su intención. Pero la intervención del vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Competencia, Joaquín Almunia, en el Nueva Economía Fórum, ha supuesto un jarro de agua fría para todos. Para los inversores particulares en las polémicas participaciones preferentes, pero también para la banca española. Para el Gobierno de Rajoy, pero también para el anterior de Zapatero. El acto, patrocinado por Asisa, BT y REE, dio desde luego para mucho pero no dejó satisfecho a nadie. Posiblemente, lo que pretendía el ex ministro de Felipe González.
Primer jarro de agua fría. La Unión Europea no compensará a los titulares de preferentes en España, que superan los 20.000 millones de euros. Cualquier compensación que se acuerde para las pérdidas que experimenten los titulares de participaciones preferentes de bancos en España tendrá que proceder de las arcas públicas nacionales, no de las comunitarias. Almunia fue meridianamente claro: “No se pueden utilizar los recursos del Memorándum de Entendimiento”. Más claro: “Si hay que compensar el dinero, sólo puede salir de España«.
Segundo jarro de agua fría. El 28 de noviembre, la Comisión Europea decidirá sobre los planes de recapitalización de los bancos españoles que han sido nacionalizados (Bankia/BFA, NCG Banco, CatalunyaCaixa, Banco de Valencia). En cada uno de los planes se especificará qué debe hacer cada entidad para alcanzar una ratio de capital del 9%, se detallará exactamente cuánto dinero necesita, y qué parte de sus activos inmobiliarios pasarán a la Sareb, el ‘banco malo’, que «a su vez también deberá ser capitalizado«. La Comisión Europea debe “aprobar la recapitalización con dinero público”. Por lo tanto, “no habrá un solo euro antes de que ese acuerdo sea adoptado”. Una vez aclarado el futuro de las nacionalizadas, se estudiarán los planes de los cuatro bancos que necesitarán ayudas públicas (BMN, Liberbank, Caja3, y Caja España Duero).
Almunia no cree en las previsiones del Gobierno
El vicepresidente y comisario de Competencia de la Unión Europea se coloca al lado de los organismos internacionales y expertos que consideran que las previsiones de crecimiento económico incluidas en los Presupuestos Generales del Estado español para 2013 «están un poco alejadas del consenso«. Almunia recuerda que este miércoles la Comisión Europea dará a conocer las previsiones económicas de todos los países de la Unión Europea. Destaca que estas estimaciones de Bruselas son muy importantes porque cubren un período de tres años (2012-14), y porque partir del grado de cumplimiento y dichas previsiones económicas, «habrá que ver la parte del déficit que es estructural para debatir las recomendaciones«. Almunia reconoce que desde la Comisión Europea se ve con «preocupación intensa» la elevada tasa de desempleo de España (25%) y en especial la juvenil.
Y en lo que parece un ajuste de cuentas con el último Gobierno socialista, señala que en Bruselas se tiene la sensación de que España ha negado la evidencia de la profundidad de la crisis o de actuar a fondo para hacer frente a ella. «La reacción tardía se ha asociado a España más de las veces que me hubiera gustado en los análisis«, argumenta, aunque sin citar en momento alguno a Zapatero.
Pero también hay jarro de agua fría para Rajoy. Almunia insiste en que depende del Gobierno español solicitar o no el rescate, y considera que hay argumentos tanto para que lo solicite ahora como para que considerar que España no lo necesita de momento. Es «imposible» que la Comisión Europea pueda dar una fecha sobre cuando solicitará España la ayuda a sus socios europeos, ya que esta pregunta sólo la puede responder el Gobierno español.
El ex ministro con Felipe González sorteó hábilmente una comprometida pregunta de un asistente sobre si podría ser el ‘Mario Monti’ español. Almunia, que alabó las cualidades del primer ministro italiano, con quien asegura mantiene una buena amistad desde que trabajaron juntos en la Comisión Europea, zanjó la cuestión afirmando que España e Italia no tienen comparación desde este punto de vista.
Quizás para compensar tanta crítica a los Gobiernos de su país, proclama que España cuenta con «recursos y energías más que suficientes» para superar sus problemas, aunque eso implica sacrificios y medidas que no son agradables. Almunia insta a «no dejarse llevar por derrotismos» porque esta situación tiene solución y está empezando a ser superada tanto por Europa como por España. «Los árboles no nos deben impedir ver el bosque«, argumenta.
Volver a empezar
Jarro de agua fría también para Cataluña. Almunia deja muy claro que «si una parte del territorio de un Estado miembro se separase, quedaría fuera y tendría que volver a empezar» los trámites para ingresar en la Unión Europea. Y advierte sobre que el proceso de integración en la UE está regido por el principio de unanimidad. «Para pertenecer a un club, todos los miembros de ese club te tienen que admitir», señaal, reconociendo sin necesidad de mencionarlas explícitamente las posibilidades de veto de España a una hipotética incorporación de Cataluña a la UE. «Basta que uno diga que no para que quede paralizado el proceso», aunque prefiere «no llegar a ese punto» porque antes existen «miles y miles de posibilidades de diálogo».
Almunia defiende el federalismo como la mejor solución, pero cree necesario “escuchar las opiniones de todos y buscar puntos comunes” para evitar que el diálogo llegue a un punto muerto. «Si se llegase a esta situación, estaríamos abocados a una inmensísima frustración», concluye.
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