La última jornada de CapCorp, la cita anual del sector del capital riesgo en España, se ha llenado de mensajes optimistas. El que se ha llevado la palma en este sentido ha sido Manuel Pizarro, ex presidente de Ibercaja, Ceca y Endesa y actualmente socio presidente de Baker & Mckenzie. Proclama que “no volveremos a ver valoraciones tan atractivas, por lo que el momento de invertir es ahora”. “Si estuviera al frente de una gestora de capital riesgo, no iría a países emergentes, sino a Europa y, en concreto, a España”, añade.
El horizonte para el capital riesgo en España es prometedor, según los expertos que han intervenido en la segunda jornada del CapCorp. Este optimismo se basa en que España reúne los cuatro ingredientes principales para realizar una buena inversión de capital riesgo: precios atractivos, empresas sólidas, buenos gestores y escasez de capital. Conclusión: en el medio plazo, España volverá a estar en el punto de mira de los fondos de capital riesgo como destino de sus inversiones.
Francisco Gutiérrez-Churtichaga, director de Doughty Hanson & Co en España, asegura que España no se ve penalizada: “En el caso de fondos panaeuropeos como el nuestro, no entran a analizar si invertimos o no en España, la decisión es macro y no micro”. Jorge Quemada, socio de Cinven, matiza tanto optimismo: para que España sea atractiva para el inversor internacional, “es necesario que la economía real y las empresas toquen fondo y que se reduzca la escasez de apalancamiento”. Pero resalta que “los equipos directivos españoles se valoran muy bien y las empresas se ven como puente hacia Latinoamérica”.
El principal reto para el sector de capital riesgo en España se centra en levantar nuevo capital. Mariano Olaso, socio fundador de Altamar Private Equity, considera que Asia y Latinoamérica se empiezan a ver hoy como fuentes principales de captación para nuevos fondos. “En general, el capital riesgo en España lo ha hecho bien, no ha habido diferencias significativas respecto a Europa. Hasta 2007, los múltiplos de adquisición han sido un poco más elevados que en otros países, pero la percepción de los inversores respecto a nuestro mercado no debería ser muy distinta”, comenta Fernando García Ferrer, socio responsable de Private Equity de KPMG en España.
El problema de la liquidez
El problema es la existencia de liquidez para realizar operaciones apalancadas en Europa, cuando la deuda para nuevas operaciones es más cara y ha caído un 40%. En cuanto a llas incertidumbres que planean sobre el euro, aunque el fin de la moneda única europea ya no se perciba como una posibilidad, Manuel Pizarro apunta dos asignaturas todavía pendientes: la falta de una gobernanza europea y de una regulación definitiva para el sistema financiero internacional.
Pero vuelve el mensaje optimista: la situación está provocando un ajuste en volúmenes de apalancamiento y en múltiplos de adquisición que resultan positivos, según el presidente de Baker & Mckenzie.
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