Es todo tan ‘difficult’

24/11/2012

Germán Temprano.      

La capacidad de síntesis de Rajoy sólo es comparable a su facilidad para los idiomas. Fruto de esta conjunción de virtudes es la cita que los escolares memorizarán en sus libros como histórico punto de inflexión para el futuro de la UE. Y ello sin darse importancia, al igual que De Guindos tras ser nombrado peor ministro por el Financial Times, que para eso la modestia es lo primero. Ese “it’s very difficult todo esto” que compartió el presidente de tú a tú  con los estadistas europeos bien pudiera  parecer, a cualquier superficial que se precie,  la expresión de un turista en apuros, pero, lejos de ello y a poco que se ahonde, viene a ser una brillante sinopsis de la situación económica.

De facto, ya apuntó algún indicio de su diagnóstico coyuntural cuando recibió al president catalán con aquel ‘vivo en el lío’ que, como decía,  ya aventuraba que si bien lo suyo no es solucionar los problemas al menos no es porque no sepa de su complejidad. Es humano, y por tanto comprensible, que a  un registrador de la propiedad de Santa Pola en excedencia, como es el caso, le abrume la diferencia que va entre valorar un bungalow de la localidad y tratar de frenar la sangría del paro. Bien es cierto que Rajoy lleva en política casi desde que la barba no le ocultaba el acné, que ha sido ministro y que, su dilatada experiencia, debería ser bagaje en su haber. Lo que ocurre es que desde hace un año todo en su gestión de la contabilidad nacional y social es debe.

No sólo hay 800.000 desempleados más desde que llegó al poder sino que este drama ha cobrado rostro definitivo. Ha dejado de ser cifra para ser carne y habitar entre nosotros. No hay casi nadie que no conozca, ya sea por testimonio propio o cercano, cómo se puede desmoronar en apenas un soplo toda una vida. Amigas y amigos sin trabajo, con más horas de día de las deseadas, carcomidos por el tedio y la desesperación a quien no te atreves a mirarles a los ojos mientras les dices que a ti, dentro de lo malo, todavía te va bien. Sentirte culpable por ejercer un derecho consagrado por la Constitución acaso sea el mejor termómetro para calibrar la magnitud del desastre.

Hay estadísticas que miden las ratios macroeconómicas, pero ninguna que dé idea de la rabia  o la impotencia que se siente cuando bajo el paraguas de esta crisis se cobija una política que achaca todos los sacrificios a la falta de dinero cuando muchos de ellos obedecen a la total falta de vergüenza. Sólo así se entiende que, en este totum revolutum en el que, eso sí, siempre pierden los mismos, se prive de la sanidad pública a gentes sin recursos por no tener papeles mientras se concede la residencia a quienes tengan en el calcetín, o en alguna cuenta opaca, 160.000 eurillos para comprarse una casa.

Así aliviamos al sector inmobiliario como antes, ahora y después lo haremos con el bancario o como nos dejarán ir a 140 por hora sólo por las autopistas de peaje porque por encima de la seguridad está salvar las cuentas a las pobres concesionarias. Mátate si quieres pero antes paga. O llevamos a cabo políticas sociales tan pintorescas como las de Ana Botella en Madrid que pretende vender a una empresa con serio riesgo de insolvencia 120 viviendas sociales en el centro histórico a costa de desalojar a sus vecinos. Desarraigar ancianos para que especulen los espabilados. Y todo esto y más se da en unos tiempos en que se pregona la austeridad y se derrocha la indecencia.

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